A continuación exponemos alguna información relevante sobre la historia y la biología del Monte San Antón, así como una breve explicación de porqué podría ser interesante subir a sus cumbres.

 

   


PRIMEROS POBLAMIENTOS:

Como es habitual con todos los montes de la orla periurbana de Málaga, cuyo montes y cerros presentan todos, casi sin excepción, una rica historia, esta elevación singular no pasó desapercibida a los pobladores de nuestras tierras desde las épocas más antiguas, estando desde siempre más o menos ligadas las vidas de las personas y de este cerro. Así, el historiador malagueño Víctor Manuel Heredia afirma en uno de sus artículos que "la historia del cerro es tan antigua o más que la de la ciudad".

En las cuevas de la cumbre oeste se encontraron vasos de ofrendas y algunos utensilios de piedra junto a restos humanos, al parecer de una antiguedad de entre 5000 y 6000 años, es decir, del IV milenio antes de Cristo. Parece ser que pertenecen a una cultura milenaria denominada Los Adoradores del Sol, y que vivieron en la zona del cerro (en la cercana localidad del Rincón de la Victoria se asentó otra cultura denominada Los Adoradores de la Luna, que usaron la Cueva del Teroso como el Santuario de Noctiluca, antiquísima divinidad lunar de la fecundidad que los fenicios representaron en las monedas de Malaka).


Durante la ruta de subida propuesta pasaremos por el punto denominado como Los 3 Pinos, zona en la podremos asomarnos a algunas
cuevas, como por ejemplo la que vemos en la imagen, situada a solo unos metros de la vereda y perfectamente visible desde la misma.

En el mencionado artículo "Datos para la historia del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón" del historiador malagueño Víctor Heredia, cuenta de Don Manuel Laza habló de ruinas prehistóricas en las cumbres gemelas del Monte San Antón, identificándola como una ciudadela de la Edad de los Metales.


En el artículo "arqueología y cerámicas del Palo" publicado por Don José Antonio Barberá en la revista histórico-cultural El Avisador Malagueño nº 56 de junio de 2011, se menciona que el Cerro de San Antón se han encontrado restos de poblados iberos, ya existentes dos mil años a.C. así como de colonias fenicias del siglo doce a.C. (También se han encontrado indicios de actividades mineras, aunque esto dataría de una época contemporánea, y se trata de marcas de barrenos en la zona de las calizas rojas de la ladera sur de la cumbre occidental).


Posteriormente la zona estuvo bajo la influencia y dominio de los romanos, quienes construyeron por ejemplo la antigua fábrica de jabones que dió nombre al emblemático Arroyo de Jaboneros.

Los musulmanes también hicieron gran uso de la zona y del propio Monte, exisitiendo abundantes restos de esta época y que se encuentran repartidos por la mayor parte del área del cerro.

En excavaciones realizadas en el Cerro se encontró enterrada una pequeña escurltura de unos 40 centímetros que pudiera ser de origen románico. Representa a una mujer, quizás una virgen o deidad, que tiene un niño en sus brazos y saluda con la mano derecha y sostiene un libro en la izquierda. No se sabe bien el origen de esta figura, pudiendo ser llevada hasta allí por los múltiples religiosos que durante siglos habitaron la Ermita y el desaparecido Monasterio de San Antón.




YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE SAN ANTÓN:


Toda la parte alta del Monte se encuentra incluida en el Catálogo de Yacimientos Arqueológicos del Ayuntamiento de Málaga con el nº 54 y con la denominación "Cerro de San Antón", así como protegida por el actual PGOU con la figura de protección Tipo 1 ó Protección Integral, estando prohibida cualquier acción de desarrollo incluida la construcción o urbanización.

Cualquier operación en esta zona deberá contar con los permisos de la Consejería de Cultura. (en dicho catálogo existen al menos cinco o seis yacimientos situados de forma muy cercana al Cerro).

Este yacimiento arqueológico de San Antón se encuentra delimitado entorno a la cota de 450 metros de altura en todas las direcciones e incluyendo las dos cumbres principales.

En su libro "El Monte de San Antón, análisis de un espacio natural periurbano", Matías Mérida extracta varios párrafos del informe que del yacimiento hizo la propia Consejería de Cultura: "Los restos del núcleo de población, comienzan a ser visibles desde el pie de monte, aunque la mayor concentración se halla en la cima.


Se realizaron excavaciones, con anterioridad a 1963, muy reducidas y superficiales. Se proyectaron en la primera loma unas catas que aportaron gran cantidad de materiales, constando de cerámica atípica y decoradas. En la segunda loma, los trabajos se limitaron a efectuar el trazado de núcleos de casas existentes. Parece corresponder a un emplazamiento musulmán acreditado por la cerámica recogida. A veces la cerámica indígena y la árabe se encuentran revueltas en la estratigrafía.


Los restos de construcciones parecen habitaciones con formas rectangulares, cuadradas y circulares.

Actualmente su estado es bastante lamentable, ya que por su situación los elementos naturales actúan como sus principales enemigos.

Igualmente se hallan restos de materiales de otras épocas (medieval, ibero-púnica). Si esto es así, la secuencia cultural sería muy amplia y la importancia del yaciemiento aumentaría. Por otra parte, su estratégica situación también le dan un marcado interés para su estudio. El plantearse una excavación seria podría dscubrirnos destacados datos desde época púnica".

Por tanto queda claro que el yacimiento puede potencialmente resultar de gran importancia, aunque no se ha llevado a cabo aún un estudio sistemático y en profundidad del mismo.

Existe un ambicioso proyecto denominado "Inventario de restos materiales del poblamiento en Los Montes de Málaga" que pretende acometer de forma integrada el estudio histórico de los hechos acontecidos en un espacio físico homogéneo. En este proyecto existe un subárea formada por todos los yacimientos asociados a San Antón, tales como poblamientos en altura y en los cauces de agua, etc.



Algunos de los yacimientos del Catálogo de Yacimientos Arqueológicos de Málaga situados en el entorno inmediato al Monte de San Antón son los siguientes:

Yacimiento nº 51: Jarazmín, Despoblado Medieval y Vía Romana
Yacimiento nº 52: Necrópolis Visigoda de San Antón
Yacimiento nº 53: Loma Roja al NE de San Antón con restos de tégulas y material medieval
Yacimiento nº 58: Despoblado Emiral de la Cabreriza
Yacimiento nº 59: Alquería de Gálica

(Para ver alguna información básica de estos yacimientos se puede consultar el Catálogo de Yacimientos Arqueológicos que se encuentra enlazado en el apartado de "bibliografía y enlaces" de este Monte San Antón).






LA ERMITA DE SAN ANTÓN:


Después de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos en 1487 se procedió primero a hacer inventario de las tierras y cultivos y a continuación a su repartimiento entre los repobladores crisitianos. Concretamente los repartimientos de la zona del Palo, conocido entonces con el nombre del Valle de las Viñas de Miraflores del Palo, podemos encontrarlos en el libro de repartimientos de Málaga nº 5, folios 80 al 105 y 211.

En 1496 unos ermitaños llamados Fray Antonio y Fray Marcos solicitaron al repartidor de Málaga, el bachiller Juan Alonso Serrano, un lugar por el Cerro de Buenavista (nombre con el que se llamaba al Cerro de San Antón por aquel entonces) para retirarse a hacer vida espiritual.

Ese mismo año el bachiller les concedió en nombre de los Reyes Católicos, mediante una cédula, una casa con huerta que aparece en los citados libros, que perteneciendo anteriormente a un árabe, fueron anexionadas al patrimonio real tras la conquista en 1487. (parece que el núcleo primitivo podría ser una alquería).

Se les concedió también 100 fanegas de tierra para que labrasen su sustento y la de sus sucesores, con la única condición de no poder venderla sin permiso real.

Los ermitaños construyeron una ermita que al principio era conocida con la denominación de Santa María del Peñón de Buenavista. Tiempo más tarde colocaron dos imágenes en la ermita, una de San Antonio Abad, del que finalmente tomó el nombre y una de San Erasmo.

El monte fue ganando progresivamente valor simbólico y espiritual, comenzando los vecinos a realizar peregrinaciones y romerías anuales a la ermita que se continúan hasta la actualidad.

A la muerte de estos ermitaños les sucedió otro fraile llamado Cristóbal Méndez (a quien sus Majestades quitaron las tierras y sus heredades por no hacer caso a la corona), y durante los siglos se sucedieron como habitantes y administradores gran cantidad de religiosos de numerosas órdenes, entre otros, trinitarios, Antónimos, clérigos portugueses, frailes victorios y finalmente la Orden de San Felipe Neri que estuvo en la ermita durante las últimas décadas y hasta la desamortización de 1835, momento en el que la ermita pasó por primera vez a manos seglares desde la conquista de Málaga.




La finca pasó unos años después a pertenecer al Instituto de Segunda Enseñanza de Málaga (el Vicente Espinel) y más tarde fue parcelada y vendida a distintos dueños en sus partes divididas, perteneciendo la Hacienda a una larga sucesión de dueños particulares, situación de pertenencia a manos privadas que se prolonga desde entonces llegando hasta la actualidad.

De hecho si se busca en internet podemos encontrar páginas en las que la Hacienda de San Antón está puesta a la venta y puede ser comprada.

En 1962 la imagen de San Antonio Abad fue llevada al Museo de Bellas Artes de Málaga, donde se encuentra desde entonces. Esto hizo que en estas fechas dejaran de producirse romerías a la ermita y que desde entonces se realicen al cercano Lagarillo Blanco, situado en la zona verde de gran arboleda que podemos encontrar al suroeste del Monte.


No obstante el tiempo transcurrido, parece ser que los habitáculos en los que residían los frailes se conservan extraordinariamente bien. Desde hace unos años, la Hacienda San Antón, que incluye a su entrada la antigua e histórica Ermita de San Antón, se ha incluido en el Catálogo de Inmuebles Protegidos de Málaga con la máxima figura de protección.

Así mismo, los jardines de la Hacienda o Castillo de San Antón se han incluido en el Catálogo de Jardines Protegidos del actual PGOU de Málaga (podemos ver una ficha de estos jardines en el apartado de bibliografía y enlaces).

La Hacienda San Antón podemos encontrarla en la Calle Las Palmeras nº 51 de la Urbanización Pinares de San Antón, y desde la propia calle se puede observar parte del exterior de la Ermita y de los jardines.

En el lateral que da a la citada Calle Palmeras podemos ver una pequeña fuente de mármol que tiene sobre la pileta una inscripción en árabe antiguo.

Durante mucho tiempo se consideró que tenía un origen hispano-árabe, pero en un estudio realizado por Martínez Núñez en 1987 se concluyó la lápida con dicho texto que actualmente podemos encontrar sobre la fuente se trataba de una copia realizada en el siglo XIX.
(En el apartado de bibliografía y enlaces se puede encontrar un artículo del historiador malagueño Víctor Heredia titulado "Datos para la historia del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón" en el que nos narra de forma relativamente extensa numerosos detalles sobre la historia, la gestión y la administración de la Ermita de San Antón durante la mayor parte de su existencia. Así mismo podemos encontrar una descripción de la actual Hacienda de San Antón tal y como podemos encontrarlo en internet para la venta de finca.)

Esta Ermita de San Antón es, muy probablemente, uno de los edificios en pie más antiguos del municipio de Málaga.


EL LICOR DEL MONASTERIO DE SAN ANTÓN:

En el entorno del Monte San Antón existió durante décadas el llamado Monasterio de San Antón, el cual, como nos cuenta Don Manuel Martínez Molina en su artículo "Málaga, un vino de leyenda: El Aperitivo de San Marcial" del nº 35, de mayo de 2009 de la revista cultural El Avisador Malagueño, "permitía a los monjes organizar cultos cada vez más solemnes, realizar trabajos artesanales y artísticos, profundizar en las distintas ramas de la investigación, formar bibliotecas y pinacotecas, con creaciones dictadas por la contemplación mística o ascética o por la inspiración y la devoción.

Junto a la capilla, celdas de retiro y descanso, y alrededor, como a su amparo, huerta, ganadería, viña, lagar, pozo y bodega, con laboratorio para la experimentación con plantas, objeto de especial estudio, en busca incesante de su utilidad sanadora o rehabilitadora".

Los monjes habían investigado una fórmula magistral para fabricar un licor llamado “Aperitivo de San Marcial”, constituido a base de vino rancio de la variedad Pedro Ximén, con adición de jugo de plantas, raíces y cortezas, aunque no pudieron comercializarlo pues antes de poder hacerlo aconteció la invasión francesa en Málaga.

En tiempos previos a la invasión (que venía produciéndose de norte a sur en toda la península), el párroco de Churriana, Antonio Muñoz, llamado comunmente "El Cura de Riogordo" dejó su servicio para enfrentarse a los franceses. Una noche de marzo de 2011, de camino a Vélez Málaga con un grupo de hombres, pasó la noche en el Monasterio de San Antón invitado por el Prior del propio Monasterio, Fray Joseph de Luna.

Solo dos días más tarde llegaron al monasterio los franceses, pero encontraron el monasterio abandonado y sin nada de valor. (los franceses entraron en Málaga en la famosa Batalla de Teatinos, desarrollada el 5 de febrero de 1810 junto a la Residencia Militar de Castañón de Mena, y que se puede encontrar en la introducción del Monte de la Tortuga, en el apartado de historia).


En el año 1875 un industrial malagueño comenzó a hacerse una casa de descanso en el Valle de los Galanes, junto al Cerro de San Antón. Cuando estaban excavando para hacer los cimientos encontraron un gran arcón herméticamente sellado a más de dos metros de profundidad. Al abrirlo encontraron abundantes materiales religiosos, y entre otras cosas, una extraña botella con un pergamino, escrito en latín, y firmado por Joseph de Luna, prior del ya inexistente Monasterio de San Antón. En este pergamino se explicaba la citada fórmula magistral del Aperitivo de San Marcial.

La fórmula fue entregada a la familia Barceló que regentaban las bodegas Barceló. Los químicos trabajaron intensamente para desentrañar la receta, formando parte después de los vinos de la bodega con distintos y variados nombres: “Licor del Monasterio de San Antón” ó “Vino Viejo del Monasterio de San Antón” ó “Vino para enfermos y convalecientes”, etc.

Como nos cuenta Don Manuel Martínez en el citado artículo, "siendo famosísimas las bodegas citadas, proveedoras de casa reales, nobles y jefes de estado, conmemoraron el cuarto centenario del descubrimiento de América, en 1892, con el lanzamiento del citado Aperitivo de San Marcial, consiguiendo colocarlo en infinidad de mercados de Europa, ex colonias y América del Norte, y se convirtió en un éxito de tal magnitud, que pasó a ser el producto más caro de la bodega, con un precio de 16 reales de vellón por botella.

Los litógrafos malagueños de la época, se recrearon en esta leyenda, creando un etiquetado tan excelso, que tuvieron que duplicar para sus clientes del marco de Jerez, consiguiendo el reconocimiento como producto purificador y restaurador en los difíciles tiempos de la Ley seca americana, y, por tanto, mantener su presencia y venta a través de farmacias".



LAS CALERAS DEL MONTE SAN ANTÓN:

Durante siglos, la producción de cal fue actividad muy importante para la vida de las ciudades y de los ciudadanos en general.
La cal viva tenía antiguamente multitud de usos, de las que enumeramos algunas explicadas en la web de la Asociación de Estudios Pasiegos: "se usó como fundente en operaciones metalúrgicas y alfarería, para realizar crisoles de altísima temperatura, deshidratación de líquidos y desecación de espacios y productos variados, elaboración del azúcar, fabricación de potasa, sosa, amoníaco, cloruro de cal, depuración de la sal, curtido de pieles. Mucho más tempranamente, ya eran utilizados la cal y sus productos derivados en las artes de la construcción y la medicina. En este último campo se utilizó para desecar el aire en espacios cerrados, en forma de lechada como pintura antiséptica para estancias y fachadas, desinsectante del arbolado, desinfectante para el cólera, tifus y otras enfermedades infecciosas, inhibidora de la putrefacción de las aguas. El agua de cal medicinal se usó en el pasado en gargarismos para disolver las pseudomembranas de la difteria y en la laringitis, faringitis y amigdalitis; por via interna contra los vómitos y diarreas y como antiácido; junto al azufre, sosa y arsénico formaba un depilante muy utilizado. Padecimientos variopintos de antiguas denominaciones se trataban con la cal o alguno de sus preparados: reumatismos, tumor blanco, hidrartrosis, parálisis, cólera.


En los últimos siglos la normativa sanitaria obligaba a cubrir con cal viva los cadáveres de animales o personas muertos por enfermedades infecciosas y desinfectar los materiales fecales en situaciones epidémicas por el mismo procedimiento. Finalizamos la relación de utilidades de la cal con la más extendida y antigua: La elaboración de mortero o argamasa para la construcción de edificios sólidos, "de cal y canto". Con este fin se utilizaron sus propiedades de volver a adquirir dureza en contacto con el anhídrido carbónico del aire en un proceso simétrico al de su obtención, desde hace varios miles de años. De ahí el famoso dicho relacionado con la calidad del mortero en construcción -Una de cal y una de arena- "
Los caleros, en nuestras latitudes, son construcciones en piedra generalmente cilíndricas, a veces cuadrangulares, como el citado en Lunada (1), u ovoides (2) con aportaciones más modernas.

Tienen tres o cuatro metros de altura y una capacidad interior de tres a cinco metros cúbicos. Su finalidad es la producción de cal viva por calcinación de la roca caliza.

El Monte de San Antón fue durante mucho tiempo uno de los puntos importantes de Málaga para la producción de cal, abasteciendo no sólo a la ciudad, sino a algunas otras urbes africanas.
En el texto "Datos para la historia del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón" , el historiador malagueño Don Víctor M. Heredia nos cuenta cómo los procesos de producción de cal aparejados al Monte de San Antón supusieron durante cientos de años un problema para la Ermita de San Antón, ya que aparte de la necesaria extracción de piedra, las caleras necesitaban abundante leña para poder hacer funcionar los hornos, motivo por el cual normalmente se solían instalar en lugares de las afueras de las ciudades y donde hubiera suficiente leña.
Así, en la página 207 de Isla de Arriarán, en el mencionado texto Víctor Heredia escribe: " El administrador Ricardo Falón presentó una querella contra Bernabé Cordón por haber cortado leña sin licencia dentro del cerrado de San Antón para el horno de cal que tenía en tierras adyacentes, por las que pagaba un censo a la ermita. Esto ocurría en 1682, año en que una Real Cédula limitó la recogida de leña para las caleras al monte bajo infructífero en el término cerrado de la ermita. En 1699 el arcediano Juan Romero de Valdivia formó autos contra los caleros que cortaban leña en el monte y quemaban caleras en su término, en perjuicio del arbolado y de la hacienda. El arrendatario de la misma, Diego Muños, por el contrario, declaraba que desde siempre se habían hecho caleras en el término de la ermita con licencia de sus administradoras, sin cortar ni talar árbol alguno, sólo monte bajo, y contribuyendo a la ermita con dos cahíces de cal por cada calera. En este momento se había hecho un horno, "como es costumbre de muchos años a esta parte hacer hornos y caleras en el dicho sitio para el aasto de la ciudad", para fabricar 1500 cahíces de cal con destino al presidio de Melilla y a la obra que se estaba haciendo en el Guadalmedina, de acuerdo con el gobernador de la ciudad. El visitador Romero de Valdivia autorizó esta calera pero las prohibió de ahí en adelante en el término de la ermita. 
Es de imaginar que esta prohibición no tuviera demasiada vigencia, puesto que la fabricación de cal era considerada por las autoridades como una actividad necesaria. En 1770 el prepósito de la Congregación de San Felipe Neri, el P. Juan José Soriano, presentó un memorial al Ayuntamiento sobre la presencia en San Antón de caleros que estaban cortando leña diciendo que iban por orden del gobernador. Dos años antes el síndico ya había autorizado que entraran leñadores en el término cerrado de la ermita, destruyendo acebuches y algarrobos. Soriano alegaba que las tierras de San Antón eran de real patronato y que la Congregación las gozaba a censo enfitéutico -lo que era sin duda una interpretación forzada- , por lo que estaban afectadas por la prohibición de cortar leña para caleras en los baldíos y realengos. El Cabildo aceptó la demanda de los filipenses y ordenó a los caleros que se abstuvieran de cortar leña en dichas tierras al "ser notorio que la hacienda conocida por nombre de San Antón es realenga". La leña cortada se quedó para la Congregación, que pagó el trabajo a los caleros "en atención a ser pobres que viven de él".

La orden municipal no fue cumplida durante mucho tiempo, puesto que en 1773 la Congregación volvía a denunciar que los caleros seguían cortando y sacando leña del cerrado de San Antón".


UTILIZACIÓN DE ROCAS DEL MONTE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE IGLESIAS:


Así como resulta ampliamente conocido para muchos malagueños que partes de las fachadas de la Catedral de Málaga se construyeron con piedra del Monte Coronado, está menos difundido que el Monte San Antón también tuvo gran protagonismo en la construcción de importantes edificios religiosos de la ciudad tras la toma de la ciudad por los Reyes Católicos.

En el mencionado artículo del historiador malagueño Victor Heredia "Datos para la historia del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón" aparecen distintas alusiones al uso de piedra procedente del Cerro San Antón para la construcción y realización de obras en distintas edificaciones religiosas de Málaga.

Así, encontramos en el texto el siguiente párrafo: "Fuera de los límites de la finca (de la Ermita de San Antón" estuvo en funcionamiento entre los siglos XVII y XVIII por lo menos, una cantera de la que se extraía piedra de jaspe colorado. El P. Llordén cita algunas obras en las que se empleó jaspe del Cerro San Antón, fechadas entre 1643 y 1798, siendo la más destacada la contratación de la solería de la Catedral con losas de mármol de la Sierra de Mijas y de jaspe de San Antón".

Y luego entre las notas aclaratorias al final del artículo añade la siguiente: LLORDEN A. "Arquitectos y canteros malagueños", Ávila 1962, páginas 100, 102, 113, 117, 119, 124, 190, 191, 211, 215 y 218. Se empleó piedra de San Antón en distintas obras en las iglesias parroquiales de San Juán y Santiago y en las conventuales de San Andrés y San Agustín. Un estudio de Amalio Maestre publicado en 1846 se refería a "las canteras de las faldas del citado Cerro de San Antón ó Tetas de Málaga, a un tiro de bala muy corto del Arroyo Jaboneros por cima del Palo". Citado por MARTÍNEZ Y MONTES V. "Topografía médica de la ciudad de Málaga", Málaga 1852, página 21, Medina Conde escribe del mármol encarnado de la cantera del Cerro de San Antón. GARCÍA DE LA LEÑA, op. cit. Tomo 1, página 105.


Así mismo, José Antonio Barberá y Joaquín Ruano, en el libro "El Valle de las Viñas de Miraflores del Palo" hacen una reseña sobre el uso del mármol rosado para construir la Catedral de Málaga y para el suelo original de la Iglesia de las Angustias de la Barriada del Palo, diciéndonos que en uno de los laterales del Cerro existe un mármol rosado que dió lugar a una cantera (en la cara oeste del cerro).

En la página web de Trimálaga encontramos "El obispo, en el Cabildo del 15 de enero de 1665, propone la financiación de la obra, comprometiéndose a solicitar a Carlos II la concesión de 2000 ducados de pensión sobre el obispado de Málaga cada año y ofreciendo 4000 ducados más de las rentas de las Fábricas Mayores y Menores. Durante la segunda mitad del siglo se pusieron rejas a la capilla mayor y al coro, trabajos realizados por Francisco de Melgar y Clemente Ruiz, se repararon las solerías de las bóvedas y los impactos de balas que la Catedral recibió en los sucesos de 1668; en 1673 se pavimentó el altar mayor con piedra roja de la cantera de San Antón y se le puso reja alcanzando el presupuesto de 329.830 maravedíes".


Igualmente en los mencionados textos encontramos que se tiene la certeza de que inmediatamente tras la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, en un primer momento se levantaron cuatro parroquias en la capital en las que se usaron calizas de San Antón: las Iglesias del Sagrario, dedicada a San Pedro, fundada en 1488 y reconstruida en el siglo XVIII, y las de San Juan, Santiago y Santos Mártires.


ROMERÍAS DE SAN ANTÓN:

Durante siglos se han venido realizando romerías y peregrinaciones anuales al Monte de San Antón por parte de vecinos tanto de la parte este como de otros muchos lugares.

El origen de estas primeras romerías se remonta a poco después de la construcción de la Ermita de San Antón, y en las mismas se trataba de recibir las bendiciones del santo San Antonio Abad para los animales domésticos que tan importantes eran por aquellos tiempos para la vida y supervivencia de los pobladores (burros, cabras, ovejas, cerdos, etc.).

Estas romerías se vinieron realizando desde sus orígenes entorno a la Ermita de San Antón, a donde se dirigían primero los vecinos para visitar al santo. Posteriormente las gentes se encaminaban a la tercera cumbre, a la zona que hoy encontramos entre lo que denominamos el Cruce de Caminos (ver la descripción de la subida al cerro) y el Espolón Sureste. En esta zona la gente comía y bebía, bailaban, cantaban, y intercambiaban noticias e ideas. Siempre acompañaban pandas de verdiales y se compartían los alimentos.
Esto fue así hasta que en 1962 se tomó la imagen del santo que había en la Ermita y se llevó al Museo de Bellas Artes de la ciudad, interrumpiéndose a partir de ese momento una tradición centenaria. Esto fue seguramente debido a que precisamente en estos años se comenzaba de forma más sistemática la urbanización de las laderas del Monte. De hecho la Ermita de San Antón ha quedado completamente incluida en la actual Urbanización Pinares de San Antón, estando actualmente emplazada en la Calle Palmeras nº 51.

En el año 1982, con la inauguración del Lagarillo Blanco, se retomó esta ancestral forma de celebración y convivencia tanto religiosa como social, realizándose las romerías desde entonces en esta zona verde del monte.

Actualmente la Romería de San Antón, que se celebra en un domingo próximo al día de San Antón en el mes de enero de cada año, es organizada por el Ayuntamiento de Málaga en colaboración con el tejido asociativo del Palo, y tiene como objetivos prioritarios la convivencia y el fomento del respeto al Medio Ambiente.

En la interesante página web de la Asociación de Vecionos del Palo podemos encontrar su extensa Galería de Imágenes una buena muestra de fotografías de las romerías de gran parte de los últimos años. También encontraremos un apartado sobre la inauguración del Lagarillo Blanco en 1982.

Esta web y otros enlaces referentes a las romerías de San Antón se pueden encontrar en el apartado de Bibliografía y enlaces de este Monte.




VISITAS AL MONTE SAN ANTÓN DEL NATURALISTA Y BOTÁNICO EDMOND BOISSIER:

Es importante destacar las visitas que realizó al Monte San Antón en 1837 el famoso naturalista, explorador y botánico suizo Pierre Edmond Boisier.

Boissier describió unas 6000 especies nuevas para la ciencia (como por ejemplo el emblemático Pinsapo, Abies pinsapo), escribiendo numerosos libros y textos de gran valor. Cua
ndo vemos que tras el nombre científico de una especie aparece la abreviatura "Boiss" quiere decir que esta especie fue descrita por primera vez por Boissier.



En sus varias visitas al Monte San Antón, al que seguramente fue llevado por ser considerado como una zona de gran interés botánico, Boissier describió dos especies nuevas no catalogadas hasta ese momento, el Cytisus malacitanus y la Fumaria macrosepala.

El Cytisus malacitanus es un endemismo del sur peninsular, y tiene una distribución que va desde Málaga a Almería. Podemos encontrarla en la Lista Roja de la flora vascular de Andalucía con la figura de "Casi amenazada".

La Fumaria Macrosépala podemos encontrarla igualmente en el sur de España, en este caso ligada a taludes y pies de rocas, en roquedos y pedregales calcáreos.



Boissier escribió en su libro "Voyage Botanique dans le midi de l´Espagne pedant l´anne 1837" el siguiente texto sobre sus salidas por el Monte San Antón:
"Subiendo en seguida a lo largo de las pendientes de la montaña, se encuentra a la mitad de la altura un pequeño llano ocupado por dos casas de campo, rodeadas de plantíos de naranjos y limones, risueños oasis, enmedio de este árido suelo. Aquí era donde en mis excursiones venía yo a descansar en el seno de una familia de excelentes labradores que, desde mi segunda visita, me consideraron como a un amigo, y me recibían con esa hospitalidad y confianza agradables que no se encuentra más que en España entre esta clase de la sociedad. Jamás olvidaré aquel patio rústico, aquella fuente saliendo de la roca por enmedio de los helechos, aquellos puntos de vista tan variados, marcados por los árboles".




URBANIZACIÓN DE LAS LADERAS E INICIOS DE LA PROTECCIÓN DEL MONTE:
La construcción de viviendas y en general de las dos urbanizaciones que se sitúan en las laderas del Monte San Antón, San Isidro y Pinares de San Antón, comenzó a mediados de los años 50 como resultado de un cierto desarrollo económico en España, produciendo una creciente demanda de viviendas de alta calidad de vida en un entorno privilegiado.

En estos años se fue acabando con los usos agrícolas del entorno que había perdurado durante centenares de años, principalmente cultivos de secano como viñedos, olivos y almendros, y secundariamente en algunas reducidas zonas, con pequeñas huertas.

La masiva urbanización de las laderas del monte tuvo lugar principalmente durante las décadas de los 60, 70 y 80, cada una de ellas con ciertas características propias que las diferencian.

En los procesos de construcción de viviendas que tuvo lugar durante la década de los 60 el único planeamiento vigente era el Plan General de Ordenación Urbana de 1950, en el que se incluía la totalidad del Monte de San Antón como suelo no urbano. No obstante este PGOU no se desarrolló plenamente y además no era reconocido comunmente como válido debido a ciertos litigios entre particulares y el propio ayuntamiento que produjeron sentencia en el sentido de determinados defectos de forma en el Plan, lo que hizo que en general las construcciones en esa década aceptaran como el verdadero reglamento aplicable, a las Ordenanzas de 1902.

La Urbanización Pinares de San Antón comenzó las obras de urbanización a finales de los años 50, después de comprar los terrenos destinados a la construcción de esta urbanización, con una extensión de unas 98 hectáreas. Primero se llevaba a cabo la urbanización de la zona, es decir, el proceso de instalación de las infraestructuras básicas, electricidad, agua, saneamientos, etc, para más tarde llevar a cabo el proceso de edificación ó construcción. Estos primeros procesos de urbanización llevaron pareja la repoblación de la zona con Pino Carrasco (Pinus halepensis) que conforma mayoritariamente la masa forestal que vemos en la actualidad.

Se presentó el proyecto de urbanización ante el Ayuntamiento de Málaga el 17 de noviembre de 1965, aprobándose el 17 de marzo de 1966. Tras la parcelación y urbanización, se comenzó la edificación en esta misma década (aunque según el PGOU de 1950 el suelo era rústico).


En la revisión del PGOU de 1971 se recalificó el suelo de la Urbanización a suelo urbano. Como podemos ver en la imagen publicada por Matías Mérida en el estudio "El Monte de San Antón, análisis de un espacio natural periurbano", podemos ver el estado de la urbanización en 1972 (justo recien revisado el PGOU y recalificados los terrenos) en el que aparecen 27 parcelas completamente construidas.

En este nuevo Plan General de Ordenación Urbana de 1971 se pretendía poner fin al desconcierto existente en temas urbanísticos en la ciudad. Como hemos dicho el terreno destinado a urbanización se incluyó en suelo urbano, quedando el resto del monte como zona forestal en suelo rústico (zonas donde hoy se encuentran el Parque del Lagarillo Blanco por ejemplo).




















En 1974 el Ayuntamiento de Málaga realiza el Avance Director de Pinares de San Antón, en el que se proponen perfectamente delimitados ciertos espacios para uso público. Muy ceranamente en el tiempo, en abril de 1976, se aprueba la nueva Ley del Suelo, en la que se exige a los Planes Parciales de Ordenación las siguientes reservas mínimas de terreno: a) Parques y Jardines, zonas deportivas públicas y de recreo y expansión, al menos un 10% del total de la superficie ordenada. b) Centros culturales y docentes públicos y privados, al menos 10 m2 por cada 100 m2 de edificación residencial.

A estos dos cambios en las normativas acompañan también dos fenómenos importantes: por un lado la creación y puesta en marcha de las Asociaciones de Vecinos, como por ejemplo la Asocación de Vecinos de Palo. Por otro lado los cambios de regimen político en España llevó aparejado un cambio en el enfoque y percepción de los procesos urbanísticos por parte de los ciudadanos.

Las distintas demandas vecinales en materia uso público e infraestructuras culminaron en un importante acuerdo entre la Promotora, el Ayuntamiento, la Asociación de Vecinos de El Palo y la Comunidad de Propietarios de Pinares de San Antón, por el que la promotora cedía aproximadamente el 34% de la superfice de la urbanización para la creación de determiados espacios de uso público, tal y como expone Matías Mérida en su estudio "El Monte de San Antón, análisis de un espacio natural periurbano" (fuente AA. VV. El Palo, 1982):

1) Regularización jurídica de la Urbanziación Pinares de San Antón
2) El Ayuntamiento se hacía cargo del alumbrado de la urbanziación.
3) Levantamiento de la negativa de concesión de licencias de construcción por parte municipal.
4) Construcción de por la promotora de 164 viviendas.
5) Cesión de una parcela de 14000 metros cuadrados situada en la parte baja de la urbanización y destinada a equeipamientos.
6) Cesión de una parcela de unos 10000 metros cuadrados situada en la parte baja de la urbanización y destinada a parque urbano.
7) Cesión de una parcela de aproximadamente 72000 metros cuadrados situada en la parte alta del monte y destinada a parque forestal.
8) Cesión de una parcela de alrededor de 220000 metros cuadrados en la parte alta del monte destinada a zona de proección ecológica y paisajística. 9) Compromiso por parte de Urbanizadora y Comunidad de Propietarios referente al mantenimiento de los distintos parques.









En la década de los 70 se edificaron 75 parcelas, lo que suponía un aumento del 227% con respecto a la década anterior. En la imagen podemos ver el estado de la urbanización en 1982.

En 1983 se aprobó un nuevo Plan General de Ordenación Urbana como revisión del PGOU de 1971 y que se puede decir que marcó el inicio de un marco de protección importante para el Monte San Antón. Este PGOU de 1983 fue dirigido por los arquitectos Seguí Pérez, Moreno Peralta y Quero Castanys, y en dicho planeamiento se profundizó en aspectos importantes sobre protección de áreas de nuestro municipio entorno a valores tales como los histórico-artísticos, ecológicos y paisajísticos.
Así, se llevó a cabo un estudio paisajístico en el municipio de Málaga en el que se hacía mención expresa al Monte San Antón en la Memoria Descriptiva, capítulo 3, página 37. En dicho PGOU se determinó la protección de los recursos con valor paisjístico en el artículo 101 del Plan y posteriormente se incluyó al Monte San Antón entre los espacios merecedores de protección en base a este criterio de valor paisajístico.

En el artículo 104 se definían las Zonas de Protección Integral Arqueológica, con la máxima protección en el terreno arqueológico. Entre las zonas citadas en dicho artículo, el Plan de 1983 incluye al Monte de San Antón.

En el artículo 358 del Plan se recogen los principios de protección de zonas con importantes valores ecológicos. Este PGOU de 1983 incluirá así mismo al Monte de San Antón entre estos espacios de alto valor ecológico y merecedores por tanto de altos niveles de protección y restricción en el uso y las actividades que se pueden desarrollar en ellos.

En dicho Plan se definen distintas zonas con determinadas tipologías de uso. En el mismo aparece un terreno definido por las siglas SUNP LE-4 que corresponde a Lagarillo y que tiene una superficie de 567331 metros cuadrados.

En el Plan se dice que la actuación en Lagarillo debe ceder 180000 metros cuadrados para parque forestal. También aparece un espacio marcado como SUNP LE-5 que corresponde a Miraflores Alto, con una extensión de 341500 metros cuadrados.

"El parque forestal de Lagarillo y la zona verde de Miraflores Alto constituyen junto al Parque Forestal de San Antón, el Sistema de Espacios Libres de la zona del Monte San Antón"
(Matías Mérida en "El Monte de San Antón, análisis de un espacio natural periurbano").

Aunque en la revisión del Plan de 1983 se produjo una disminución del suelo urbano en el Monte San Antón, el suelo disponible aumentó al incluirse terrenos que anteriormente estaban ordenados como forestales.

En cualquier caso, el Plan de 1983 marca una notable diferencia con el anterior de 1971 al hacer claro y explícito los aspectos de alto valor ecológico, paisajístico y arqueológicos del monte, y que marcarán un antes y un después en los procesos desarrollados en el espacio desde un punto de vista general y específico.


Así, mientras que las reivindicaciones sociales anteriores demandaban mayoritariamente espacios y terrenos para uso público (recreativos y sociales, etc., y que tuvieron como máximo exponente el gran convenio urbanístico de 1982 citado anteriormente), después de la aprobación del Plan de 1983 las demandas giran fundamentalmente entorno a una decidida y clara protección del Monte San Antón.

En esta demanda de protección del monte, a las asociaciones vecinales se unen distintas asociaciones ecologistas, destacando entre ellas Silvema, que tiene una clara incidencia sobre los medios de comunicación locales. En 1990 numerosas entidades como Silvema, Amaden, Izquierda Unida, Verdes de Andalucía, Asociación de Vecinos del Palo y Asociación de Vecinos de Pedregalejo entre otras, piden la declaración de Paraje Natural para la zona del Monte San Antón.

 

LA HISTORIA MÁS CERCANA:

En las últimas décadas ha venido ocurriendo un claro cambio de mentalidad y en general una toma de conciencia sobre muchos aspectos de la realidad, entre los que se encuentran los aspectos ambientales y de la Naturaleza. Este hecho tiene importantes aspectos globales, como el nacimiento en general a nivel del planeta del movimiento ecologista y de las primeras cumbres internacionales para abordar los problemas ambientales y la sostenibilidad, la creación de Consejerías, Ministerios y Áreas de Medio Ambiente en las administraciones, la inclusón obligatoria de la Educación Ambiental en los contenidos de estudio de los escolares (en España, en 1991 con la LOGSE) y otros muchos hechos o hitos destacables que han hecho avanzar bastante la conciencia ambiental del conjunto de la sociedad.

A nivel local y en relación al Monte San Antón, como hemos mencionado antes, en las últimas décadas se ha dado una petición generalizada por un gran número de entidades responsables de todo tipo para una mejora en el grado de protección del Cerro, hablándose en distintos momentos de las figuras de Paraje Natural, Parque Natural ó Monumento Natural de entre las contempladas por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, de modo que quedaría pues integrado en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA).


Muchas entidades han sido muy activas durante los últimos años para promover esta mayor protección para el Cerro, creándose una Plataforma para la Protección del Monte San Antón. Algunas entidades constituyentes las hemos mencionado antes. En el apartado de bibliografía incluimos un interesantísimo texto de Miguel Ángel Barba, de la Asociación de Monitores Medioambientales Almijara, titulado "Porqué proteger el Cerro de San Antón o Buenavista".

Así por ejemplo, la Comunidad de Propietarios de la Urbanización Pinares de San Antón encargó a unos jóvenes biólogos, Oscar Noel Gavira Romero y Federico Miguel Casimiro-Soriguer Solanas, la confección de un estudio sobre el monte con el fin de documentar unas bases científicas firmes sobre las que pedir a la Administración la pretección del Cerro.

Se pueden encontrar internet abundantes noticias de los diarios locales en los que se habla de estas peticiones sobre la protección del Monte como Monumento Natural a la Administración de la Consejería de Medio Ambiente, así como declaraciones de la Consjera Fuensanta Cobes diciendo que la Consejería se mostraba muy favorable a esta idea. Como casi siempre, las cosas se desarrollan en tiempos que para la escala humana aparecen como demasiado lentos.

Esta memoria elaborada para fundamentar esta solicitud a las administraciones por parte de los ciudadanos para la protección del monte la incluimos así mismo en el apartado de bibliografía y enlaces.


Incluimos igualmente en el apartado de bibliografía y enlaces algunos otros textos relacionados en la solicitud masiva de la sociedad para la protección del Monte, noticias de prensa, declaraciones y peticiones de asociaciones de vecinos, asociaciones ecologistas, etc.

En el momento de elaborar esta guía de Málaga desde sus Cumbres, año 2012, y desde hace ya unos años, la Junta Rectora del Parque Natural Montes de Málaga trabaja intensamente para desarrollar un ambicioso proyecto de ampliación de dicho Parque Natural hasta una extensión mucho más acorde con la realidad de los valores históricos, paisajísticos, culturales y ambientales que merecen ser protegidos. En esta ampliación se incluirían áreas que permitirían que este Parque Natural cumpliera mucho mejor las funciones que por su figura de protección le corresponden.

 

 


En la imagen podemos ver marcadas en rojo los límites actuales del Espacio Protegido y en morado las fronteras de nuevo espacio tal y como se pretende que quede tras la ampliación., quedando incluido en el mismo el Monte de San Antón (además de otros espacios periubanos como el Parque Guadalmedina y el Jardín Botánico La Concepción).

Aunque el monte estaba ya intensamente deforestado de la vegetación autóctona original (básicamente un encinar) debido fundamentalmente a los siglos de aprovechamiento agrícola y al uso de madera para aprovechamientos diversos, en las últimas décadas el Monte San Antón presentaba una vegetación arbórea compuesta por pinos carrascos prodecentes de la repoblación realizada en el proceso de urbanización del monte, así como abundantes y grandes algorrobos, olivos y almendros y también eucaliptos, vegetación que ha sufrido varios importantes incendios en las últimas décadas. El último y mayor de todos ellos ocurrió durante el mes de julio del año 2001, afectando tanto a la ecología como al paisaje de una gran extensión del cerro. Durante la pasada década la imagen general de toda la zona de pequeñas mesetas sureñas, la ladera sur en general, el espolón sureste y otras zonas, presentaban numerosos pies de árboles quedamos por las llamas en el mencionado incendio, al tiempo que abundantísimos troncos caidos aparecían esparcidos por todos lados, allá donde cayeron tiempo después de morir.

 

 


En el año 2009, a raiz de la gran crisis económica mundial de estos años, se desarrolló en el Monte San Antón un importante proyecto de restauración paisajísitica y repoblación con cargo a los comunmente llamados "Fondos Zapatero", en alusión al Presidente del Gobierno de España que promovió aquellas actuaciones del Plan E, o Plan Español para el estímulo de la Economía y el Empleo.

En el marco de este proyecto de restauración y puesta en valor del Monte San Antón, se limpiaron y sanearon todas áreas afectadas por los mencionados incendios, cortándose y retirándose la madera que puediera ser aprovechada, y pulverizándose la madera inservible a fragmentos diminutos para su rápida reincorporación al ciclo ecológico de la materia y su integración al suelo del monte.

Al mismo tiempo se llevó a cabo una ambiciosa repoblación de extensas zonas del monte, principalmente de la ladera sur, con pinos, encinas y algarrobos, y se crearon dos miradores para uso público, uno situado en el espolón sureste o tercera cima y uno situado en las mesetas sureñas.


En los próximos años es de esperar un mayor aprovechamiento del altísimo potencial de disfrute y de uso público que tiene este monte por parte de la población en general: itinerarios didácticos (sobre historia, paisaje, botánica, geología y fauna entre otros), senderismo, visitas de esparcimiento y disfrute de la naturaleza sencillamente, etc. así como visitas de turistas de la Costa del Sol y de Málaga con el fin de conocer más y mejor de la realidad de nuestra ciudad y para disfrutar de todo lo que el Monte San Antón puede ofrecer (subir a las Tetas de Málaga, las impresionantes vistas de la bahía y de la ciudad, conocer la naturaleza local haciendo senderismo suave, etc).




La gran riqueza ecológica y biológica del Monte San Antón es oficialmente reconocida como tal desde que en el PGOU de 1983, dirigido por los arquitectos Seguí Pérez, Moreno Peralta y Quero Castanys, se incluye este monte entre los espacios municipales de alto valor ecológico y merecedores de altos niveles de protección y restricción en el uso y las actividades que se pueden desarrollar en ellos, quedando calificado como zona de Protección Ecológica dentro del suelo no urbanizable.

Sin duda los valores ecológicos del cerro han sido de los más reconocidos por la mayoría de la sociedad desde hace mucho tiempo (además de los paisajísticos). Muchos ciudadanos saben de la gran representación de especies animales que encontramos en este monte tan cercano a la ciudad.

Efectivamente, San Antón es considerado, junto a la Laguna de Los Prados, como los dos espacios naturales con mayor biodiversidad del municipio de Málaga que aún no cuentan con una figura de protección encuadrada en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA).

En cuanto a masas boscosas, en el Monte San Antón encontramos varias zonas de vegetación arboladas de Pino Carrasco aunque no llegan a aparecer en los mapas del vigente PGOU de Málaga como "masa forestal densa":

- Por un lado está la gran cantidad de árboles repoblados durante la 1ª fase de construcción de la Urbanización Pinares de San Antón, que ocupan una amplia zona que comprende el propio área por el que se extiene esta urbanización en la ladera sur del cerro. En su inmensa mayoría se trata de Pinos Carrascos, Pinus halepensis.

- En la zona alta del monte encontramos otras dos zonas de pinar, ambas de cierto carácter boscoso, aunque de pequeña entidad: la primera masa de pinar se le denomina "pinar central", y se encuentra situada al sur y entre las dos cumbres principales. La segunda zona con gran profusión de árboles se encuentra rodeando a la tercera cima o espolón sureste. De este último conjunto de pinos podemos ver una buena muestra en los tramos iniciales de la subida al monte.
Por tanto la práctica totalidad de zonas con mayor densidad de árboles y de al menos de cierto carácter boscoso, se encuentran en la ladera sur del monte, en la que además de estas masas de Pinos Carrascos encontramos también olivos, almendros y muchos algarrobos.

A partir de aproximadamente los 350 metros de altura no encontramos prácticamente árboles, quedando ocupado el suelo solo por matorral.

En las caras oeste, norte y este el monte es ocupado mayoritariamente por matorral, a veces de gran densidad, aunque en parte baja de la cara norte aún se encuentran buenos ejemplares de encinas (Quercus rotundifolia).

La vegetación potencial, vegetación clímax que presumiblemente habría en esta zona originalmente, antes de la influencia humana, debería haber estado formada seguramente por bosques de olivo y encina (Olea europaea y Quercus rotundifoliae), en los que también habría algarrobos y coscojas y abundantes especies trepadoras.
De esta etapa climácica boscosa no queda absolutamente nada, pero sí que podemos ver en el presente algunas comunidades de la orla de matorral que acompañaría a estos bosques.

Esta comunidad de matorral espinoso podemos observarla en las zonas medias y altas del monte en los lugares donde no han llegado las influencias de la construcción ni de la agricultura del ser humano.

Este matorral se encuentra integrado, entre otras, por las siguientes especies: Asparragus stipularis, Asparagus albus (Esparraguera blanca), Ceratonia siliqua (Algarrobo), Chamaerops humilis (Palmito), Clematis flammula, Daphne gnidium (Torvisco), PIstacia lentiscus (Lentisco), Thammus alaternus (Aladierno), Thammus oleoides (Espino prieto), Olea europaea sylvestris (Acebuche), Quercus coccifera (Coscoja), Juniperus oxycedrus (Enebro), Rubia peregrina (Rubia).

En estas zonas de matorral podemos encontrar un endemismo de las provincias de Málaga, Granada y Almería, que fue descrito por primera vez para la Ciencia en el Monte San Antón por el naturalista y botánico suizo Pierre Edmond Boisier, el Cytisus malacitanus, incluida con la figura "casi amenazada" en la Lista Roja de la Flora Vascular de Andalucía.


En las laderas bajas del monte encontramos otra comunidad vegetal que constituye el matorral de sustitución que se produce por la degradación de la vegetación climácica por efecto de distintas actuaciones que tienden a empobrecer el ecosistema (prácticas agrícolas, incendios, tala de árboles, etc.).


Este matorral está compuesto, entre otras, por las siguientes especies: Coridothuimus capitatus (tomillo), Satureja graeca, Helicanthemun hirtum, Teucrium polium (Zamarrilla), Phlomis purpurea (Matagallos), Genista umbellata (Bolina), etc.

Este matorral de degradación ó matorral serial podemos encontrarlo también en algunas zonas, mezclado con el anterior matorral climácico.

En estos matorrales encontramos otro endemismo de las provincias de Málaga y Cádiz, y que también está catalogada como "en peligro" en el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España, la Sideritis reverchonii.

En la imagen de la izquierda, procedente de la publicación del Observatorio de Medio Ambiente Urbano de Málaga "Sistema de Indicadores de Biodiversidad para el municipio de Málaga" podemos observar el mapa del municipio con las especies endémicas presentes en el mismo, y cómo las mismas se encuentran distribuidas precisamente en la zona del Monte San Antón, lo que nos puede dar una idea de la importancia de esta relativamente poco extensa área del municipio.

Su importancia botánica se comprende mejor si además observamos el mapa publicado en este mismo estudio del OMAU, en el que se recogen las especies vegetales amenadas del municipio de Málaga y su distribución. Nuevamente encontramos una relativa profusión de especies amenazadas en este área relativamente poco extensa.

También hay en el monte otras zonas con suelo más degradado y erosionado, de los que hay varios tipos principales, y en los que aparecen especies como Phlomis lychnitis, Brachypodium retusum, Dactylis glomerata y Stipa tenacissima (esparto).

En las zonas más humedas, como en la Cañada de San Antón ó en el Arroyo Jaboneros, podemos encontrar representadas especies de ribera, como Nerium oleander (Adelfa), Vitex agnus-cactus, Vinca major, Equisetum ramossisimun, Imperata cilindrica, Erianthus ravennae, etc.

También encontramos vegetación rupícula, es decir flora asociada o ligada a rocas, que aparece en lugares donde encontramos afloramientos de roca desnuda, como en las cumbres y zonas más altas y en los cortados o escarpes.

Entre estas especies encontramos entre otras muchas, a Putoria calabrica, a Mucizonia hispida y a Fumaria macrosepala, especie esta última también descrita por primera vez en el Monte San Antón por Boissier.



Entre estas especies rupícolas encontramos un helecho, Cosentinia vellea, que presenta dos subespecies. Una de estas subespecies se encuentra protegida como “Vulnerable” por la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la Flora y Fauna Silvestres de Andalucía.

En la Memoria para la Declaración del Monte San Antón como Monumento Natural, encargada por la Comunidad de Propietarios de la Urbanización Pinares de San Antón con el fin de promover la protección del monte, sus autores, Oscar Noel Gavira Romero y Federico Miguel
Casimiro-Soriguer Solanas,
realizaron un estudio del estado de conservación de la vegetación del monte siguiendo la metodología
para la evaluación y valoración del paisaje vegetal del profesor de Biología Vegetal de la UMA, Andrés Pérez Latorre. (Se puede hallar en Bibliografía y Enlaces)


En este estudio se obtuvieron 7 unidades de vegetación con características diferenciadas:


Unidad nº 1: Aulagares densos con coberturas superiores al 75%, dominados por aulagas y jaras blancas (Ulex parviflorus y Cistus albidus), con pequeñas manchas de
coscojar con cobertura del 100%. En ambas formaciones se observan numerosas encinas jóvenes, encinas de mayor tamaño y algarrobos.

Valor fitobiológico notable (62 sobre 100).

Unidad nº 2: Mosaico de matorral (Saturejo-Coridothymetum capitati) con coberturas inferiores al 50%, pastizales nitrófilos y suelo desnudo, con algarrobos muy dispersos.

Valor fitobiológico medio (51 sobre 100).


Unidad nº 3: Tajos calizos verticales con comunidades rupícolas de caméfitos y hemicriptófitos (Melico-Phagnalion intermedii), comunidades de pteridófitos rupícolas (Asplenietea petrarchae, Polypodietum serrulati) y arbustos y árboles con comportamiento subrupícola (algarrobos por ejemplo).

Valor fitobiológico notable (62 sobre 100).


Unidad nº 4: Espartales y matorral (Saturejo-Corydothymetum capitati) sobre lapiaz, con coberturas inferiores al 50%, y de forma más puntual la comunidad de pteridófitos rupícolas (Asplenietea petrarchae) y fenalares (Phlomido- Brachypodietum). En esta unidad aparecen las especies Sideritis reverchonii y Cytisus malacitanus.

Valor fitobiológico notable (68 sobre 100).

Unidad nº 5: Pinar denso de Pinus halepensis con cobertura del 100%. Bajo el dosel arbóreo se presenta una formación de monte alto (Asparago-Rhamnetum) muy desdibujada con cobertura inferior al 50% y fenalares (Phlomido-Brachypodietum).

Valor fitobiológico medio (43 sobre 100).

Unidad nº 6: Coscojar-lentiscar (Asparago-Rhamnetum) con escobones (Cytisus malacitanus), muy denso, cobertura del 100%, especies características son Pistacia lentiscus, Quercus coccifera y Osyris lanceolata.

Valor fitobiológico máximo (92 sobre 100).

Unidad nº 7:
Mosaico de pastizales ruderales, matorral (Saturejo-Corydothymetum capitati) con Sideritis reverchonii, monte alto (Asparago-Rhamnetum) y cerrillares (Lotononido-Hyparrhenietum) con restos de arbolado superviviente del incendio de 1993, algarrobos y olivos de una antigua explotación y pinos (P. halepensis) de repoblación. Valor fitobiológico medio (54 sobre 100).

 

En relación a la vegetación del Monte San Antón hay que hacer referencia a un Jardín Protegido incluido como tal en el Catálogo de Jardines Protegidos del PGOU, situado en la Hacienda o Castillo de San Antón, y que rodea a la Ermita de su mismo nombre. La entrada a este Jardín se encuentra en la Avenida de las Palmeras nº 51 de la Urbanización Pinares San Antón.

El nombre en el Catálogo es "Castillo San Antón" y en su valoración dice "localizado en una de las estribaciones salientes del Monte San Antón representa un ejemplo de jardín paisajista, que recrea distintos ambientes y busca la sorpresa hasta descubrir las vistas que permite disfrutar desde su mirador"

Según la ficha técnica del PGOU, que se puede encontrar en el apartado de bibliografía y enlaces, el jardín "se divide en tres niveles y ambientes diferenciados que se separan por altos setos: uno superior, prolongación de porches de la edificación principal, una intermedia que alberga una piscina, y una inferior de mayores dimensiones que se cierra mediante cerrada vegetación que oculta los límites creando un espacio muy recogido.

En el extremo un sistema de muretes y sinuosas escalinatas nos conduce hasta un mirador que nos descubre su privilegiada posición y vistas sobre toda la ciudad".


En el Jardín se encuentran 91 ejemplares catalogados pertenecientes a 15 especies:


- Casuarina equisetifolia
- Cercis siliquastrum
- Ceratonia siliqua
- Cupressus sempervirens
- Dombeya cayeuxii- Ficus carica
- Ficus nitida- Jacaranda mimosaefolia
- Olea europaea
- Phoenix canariensis
- Phoenix datylifera
- Pinus halepensis
- Punica granatum
- Schinus molle
- Yucca elephantipes


Podemos encontrar una interesante descripción de la flora del monte en el artículo de Miguel Ángel Barba López "Por qué proteger el Cerro de San Antón o Buenavista" que se puede encontrar en el apartado de bibliografía y enlaces. Igualmente tambien podemos encotrar información adicional en los distintos libros que hablan sobre el monte y que podemos encontrar en dicho apartado de bibliografía.


Respecto a la FAUNA DEL MONTE SAN ANTÓN,
es famoso el estudio que hizo ROSADO sobre los vertebrados del monte en 1981 "Contribución al estudio de los vertebrados del Cerro San Antón". (En el apartado de enlaces podemos encontrar un extracto de la Revista Jábega nº 34, del año 1981 también, con un artículo titulado "Los Vertebrados del Monte San Antón" de los autores L. M. Rosado, M. Blasco y J. M. Sánchez).

Silvema publicaría unos años más tarde, en 1986, un informe sobre los vertebrados del monte. En el mismo, en casi todas las clases de vertebrados (anfibios, reptiles, aves y mamíferos) se incluye alguna y en algunos casos varias especies más que en el estudio de Rosado.

Los invertebrados en cambio aún no se han estudiado en profundidad, aunque si contamos con un interesante catálogo de lepidópteros diurnos del monte elaborado por la Asociación Ecologista Silvema en el año 1986 en el que se cuentan hasta 93 especies.

El listado de las especies de este catálogo puede encontrarse en el apartado de "bibliografía y enlaces".

 

 

 





Los profesores malagueños Teresa Fernández, Arantza Plazaola, Dolores Gálvez, Juan A. Valero, Arturo Fernández, Ernesto Fernández y Juan C. Orozco, en su libro "Por los caminos del Monte San Antón" hacen al principio del apartado de fauna, un comentario sobre la frecuencia relativa entre especies de vertebrados e invertebrados en distintos ecosistemas, aludiendo a que probablemente en San Antón se puedan encontrar varios miles de especies de invertebrados.

En dicho apartado de fauna del mencionado libro los autores nos muestran fotografías de algunas especies de insectos, caracoles y arácnidos muy frecuentes en el monte.

Según el riguroso y profundo estudio de Rosado publicado en 1981 y ya mencionado anteriormente, "Contribución al estudio de los vertebrados del Cerro San Antón", entre los cuatro grupos de vertebrados estudiados (anfibios, reptiles, aves y mamíferos) aparecen en el Monte de San Antón 120 especies distribuidas de las siguiente forma: cuatro especies de anifbios, catorce de reptiles, 84 de aves y 18 de mamíferos.

- ENTRE LOS ANFIBIOS incluye a la rana común (Rana ridibunda), al sapillo pintojo (Discoglossus pictus), y los sapos común o corredor (Bufo bufo y Bufo calamita). (en el artículo de la revista Jábega que se puede encontrar en el apartado de enlaces aparecen descritos los lugares del cerro en los que se han registrado avistamientos de ejemplares de las distintas especies ó en otros casos, los lugares donde se pueden encontrar ó son más abundantes o frecuentes).

- ENTRE LOS REPTILES
Rosado incluye 14 especies, grupo más abundante en especies que los anfibios, dada su mayor adaptación a la escasez de agua, de la que muestran una mayor independencia.

En el grupo de los ofidios se encuentran la culebra viperina (Natrix maura), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), la culebra de herradura (Coluber hippocrepis) y la culebra de escalera (Elaphe scalaris).

Entre los lacértidos incluye al lagarto ocelado (Lacerta lepida), la lagartija ibérica (Podarcis hispánica), la lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus), la lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus) y la lagartija colilarga (Psammodromus algirus).

Entre los gecónidos incluye a las dos especies de salamanquesas españolas, la salamanquesa verrucosa (Hemidactylus turcicus) y la salamanquesa común (Tarentola mauritanica).
También aparecen representados otros grupos de reptiles, como los anfisbénidos con la culebrilla ciega (Blanus cinereus) y los escincidos con el eslizón ibérico (Chalcides bedriagai).

Por último, en el grupo de los reptiles se encuentra el amblemático camaleón común (Chameleo chamaleon). Esta especie está designada como de “Interés especial” según el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y “En peligro” según el Libro Rojo de Vertebrados de España.


Ya en un antiguo estudio realizado por la AMA de la Junta de Andalucía en 1991, se incluía al Monte de San Antón en el “Catálogo de Zonas de Especial Interés para el Camaleón”.

En marzo de 2011 el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga presentó el proyecto "Centro de Control del Camaleón" ó "Centro de Conservación y Recuperación del Camaleón común".

Este proyecto fue premiado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y la Federación Española de Municipios y Provincias en la convocatoria del II Concurso de Proyectos para el Incremento de la Biodiversidad.

En el Proyecto se proponía la creación de un Centro de Control de la Biodiversidad, en el entorno de las instalaciones que acogen al Centro Zoosanitario Municipal dependiente del Área de Medio Ambiente, con el fin de desarrollar actuaciones encaminadas a preservar e incrementar las poblaciones de Camaleón común (Chamaleo chamaleon) en espacios de interés ambiental existentes en el municipio de Málaga: Monte San Antón, Monte Victoria, Morlaco y Monte Gibralfaro.

Se pretendía que el Centro se convirtiera en un centro de operaciones a partir del cual se canalizarían las propuestas y líneas de trabajo establecidas por el Área de Medio Ambiente, contando con el asesoramiento del Centro de Cooperación del Mediterráneo de la UICN y de la propia Delegación de Medio Ambiente. Desde este Centro se llevarían a la práctica las acciones más adecuadas encaminadas a la recuperación de las comunidades de Camaleón, la protección de sus hábitats y la interconexión de los mismos a través de la creación de corredores ecológicos.

Este Centro comenzó efectivamente a funcionar, habiéndose realizado desde entonces periódicas sueltas de ejemplares en las zonas escogidas para la actuación.

Los motivos para la elección de los espacios para la suelta responden al protocolo de actuaciones para la conservación del Camaleón común en Andalucía de la Consejería de Medio Ambiente, que establece el deber de realizar la liberación teniendo en cuenta la zona de procedencia, y en espacios donde se garantice su conservación a largo plazo.

Entre estos espacios diana se encuentran por ejemplo el Monte Victoria, Las Colinas del Limonar, el Monte de San Antón y el entorno del propio Centro de Control de la Biodiversidad.


La recuperación de los ejemplares de Camaleón común, se realiza en el Centro de Conservación y Recuperación del Camaleón común, ubicado en el Centro Zoosanitario Municipal que tiene dos áreas: en primer lugar existen unas dependencias específicas centradas en la recepción y recuperación de los ejemplares que lleguen al Centro en condiciones sanitarias deficientes o cuyo hábitat esté alterado o degradado como consecuencia de factores diversos.

Una vez que los ejemplares se han recuperado, se trasladan a la zona de recreación de hábitats, (superficie exterior en la que se recrea, mediante la instalación de una cobertura vegetal constituida básicamente por retama, y pastizal con especies terófitas, algunos de los hábitats típicos y más característicos del camaleón), en donde en régimen de semilibertad se observa su adaptación al medio natural para garantizar su optima recuperación y su superviviencia en su hábitat natural.

Se han colocado un total de 26 señales indicativas de los hábitats naturales del Camaleón común.


Las señales cumplen una doble función, sensibilizar a los ciudadanos de la presencia de la especie y alertar a los conductores de la zona con objeto de disminuir el número de atropellos.

Se corresponden ambas funciones con dos líneas de actuación del proyecto: Programa de sensibilización y concienciación ambiental y programa para disminuir las amenazas a la que se ve sometida la especie.

Las señales se han distribuido en las siguientes zonas: Gibralfaro, Morlaco, Monte Victoria-Miramar, Norte del Parque Clavero, Zona Zoosanitario municipal, Monte San Antón y Parque Lagarillo Blanco y Camino de los Almendrales.



En el apartado de enlaces y bibliografía se puede encontrar mayor información de este tema.

Continuando con el estudio de Rosado de 1981, "Contribución al estudio de los vertebrados del Cerro San Antón",
LAS AVES REPRESENTADAS EN EL MONTE SAN ANTÓN se pueden dividir en cuatro grupos; aves sedentarias, que permanecen todo el año, estivales, solo están en el monte durante la primavera y el verano, invernantes, que solo están durante el otoño y el invierno, y las aves de paso, que se pueden observar durante las migraciones.


Entre las aves sedentarias, presentes durante todo el año en el Monte de San Antón, se encuentran el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), el carbonero común (Parus major), roquero solitario (Monticola solitarius), curruca cabecinegra (Sylvia melanocefhala), Jilguero (Carduelis carduelis), Verdecilo (Serinus serinus), Verderón comun (Carduelis chloris) y el mirlo común (Tardus merula).

Entre las aves estivales del monte (en el rango de abril a octubre) se encuentran la golondrina común (Hirundo rustica), el vencejo común (Apus apus), la tórtola común (Streptopelia turtur), el mosquitero papialbo (Philloscopus bonelli), el cuco (Cucuius canoras) y la abubilla (Upupa epops) entre otros.



Acentor Alpino



Dentro de estos dos grupos, el de las aves sedentarias y las estivales, está el grupo de aves nidificantes en el Monte San Antón, del que se ha comprobado seguro un número de 20 especies, además de otras 12 especies que se consideran como posibles que nidifiquen en el propio cerro.

En este grupo destacan por ejemplo el águila azor-perdicera (Hieraaetus fasciatus), con una pareja que se reproduce con normalidad, así como el búho real (Bubo bubo) y la lechuza común (Tyto alba).

Entre las aves invernantes (con presencia en el monte desde octubre a marzo) encontramos al petirrojo (Eritnacus rubecula), el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), el avión roquero (Hirundo rupestris), el lugano (Carduelis spinus), el zorzal común (Turdus philimelos), el mosquitero común (Phylloscopus colyibita) y el acentor alpino (Prunella collaris), siendo el Monte San Antón el único lugar costero de Andalucía donde inverna.


En el grupo de las aves de paso aparecen entre otras, el colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), el zarcero cumún (Hippolais polyglotta), el milano negro (Milvus nigrans), el ratonero común (Buteo buteo), el águila calzada (Hieraetus pennatus) ó el águila perdicera (Hieraetus fasciatus) que vemos a la derecha..

En el GRUPO DE LOS MAMIFEROS se han encontrado 18 especies, distribuidas de la siguiente manera:

Tres especies de insectívoros, el erizo común (Erinaceus europaeus), la musaraña común (Crocidura russula) y la musarañita (Suncus etruscus).

Cinco especies de roedores, la rata de agua (Arvícola sapidus), el ratón casero (Mus musculus), el ratón de campo (Apodemus sylvaticus), la rata común (Rattus norvegicus) y la rata campestre (Rattus rattus).
Dos especies de quirópteros, el murciélago común (Pipistrellus pipistrellus) y el murciélago ratero (Myotis myotis).

Dos lagomorfos, el conejo común (Oryctolagus cuniculus) y la liebre común (Lepus capensis).

Seis carnívoros, el zorro común (Vulpes vulpes), la jineta común (Genetta genetta), el tejón común (Meles meles), el turón común (Mustela putorios), la garduña (Martes foina) y la comadreja (Mustela nivalis).

Además de estos citados, son esporádicas las incursiones del jabalí (Sus scrofa) procedente del cercano Parque Natural Montes de Málaga.

Si comparamos el número de especies representadas en el Monte San Antón frente a las aproximadamente 150 especies presentes en el Parque Natural Montes de Málaga vemos que la biodiversidad que presenta el cerro es notable, a pesar de contar con una extensión relativamente muy pequeña y una proximidad muy acusada a la ciudad lo que lleva aparejada una gran presión e influencia humanas.


Desde la Playa de la Malagueta

El Monte San Antón se puede considerar una verdadera joya paisajística de la ciudad de Málaga, tanto como hito natural de enorme belleza visible desde la ciudad, como de mirador natural de primera magnitud para observar desde sus cimas a la capital de la Costa del Sol.

A esta potencia paisajistica se unen un buen número de singularidades importantes de tipo histórico, geológico, biológico y humano, todas ellas de gran valor, que hacen bueno el dicho de que para conocer la ciudad de Málaga hay que subir al Monte San Antón.

Si se dispone de vehículo es fácil el acceso, y su cercanía a la ciudad y sus dimensiones intermedias hacen que se pueda disfrutar de la subida a una verdadera y preciosa montaña con que se disponga solo de un par de horas.