A
continuación exponemos alguna información relevante sobre
la historia y la biología del Monte San Antón, así
como una breve explicación de porqué podría ser
interesante subir a sus cumbres.
PRIMEROS POBLAMIENTOS:
Como es habitual con todos los montes de la orla periurbana
de Málaga, cuyo montes y cerros presentan todos,
casi sin excepción, una rica historia, esta elevación
singular no pasó desapercibida a los pobladores de
nuestras tierras desde las épocas más antiguas,
estando desde siempre más o menos ligadas las vidas
de las personas y de este cerro. Así, el historiador
malagueño Víctor Manuel Heredia afirma en
uno de sus artículos que "la historia del cerro
es tan antigua o más que la de la ciudad".
En las cuevas de la cumbre oeste se encontraron vasos
de ofrendas y algunos utensilios de piedra junto a restos
humanos, al parecer de una antiguedad de entre 5000 y
6000 años, es decir, del IV milenio antes de Cristo.
Parece ser que pertenecen a una cultura milenaria denominada
Los Adoradores del Sol, y que vivieron en la zona del
cerro (en la cercana localidad del Rincón de la
Victoria se asentó otra cultura denominada Los
Adoradores de la Luna, que usaron la Cueva del Teroso
como el Santuario de Noctiluca,
antiquísima divinidad lunar de la fecundidad que
los fenicios representaron en las monedas de Malaka).
Durante la ruta de subida propuesta pasaremos por el punto denominado
como Los 3 Pinos, zona en la podremos asomarnos a algunas
cuevas, como por ejemplo la que vemos en la imagen, situada a solo
unos metros de la vereda y perfectamente visible desde la misma.
En el mencionado artículo "Datos
para la historia del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda
de San Antón" del historiador malagueño
Víctor Heredia, cuenta de Don Manuel Laza habló
de ruinas prehistóricas en las cumbres gemelas
del Monte San Antón, identificándola como
una ciudadela de la Edad de los Metales.
En el artículo "arqueología y cerámicas
del Palo" publicado por Don José Antonio Barberá
en la revista histórico-cultural El Avisador Malagueño
nº 56 de junio de 2011, se menciona que el Cerro
de San Antón se han encontrado restos de poblados
iberos, ya existentes dos mil años a.C. así
como de colonias fenicias del siglo doce a.C. (También
se han encontrado indicios de actividades mineras, aunque
esto dataría de una época contemporánea,
y se trata de marcas de barrenos en la zona de las calizas
rojas de la ladera sur de la cumbre occidental).
Posteriormente la zona estuvo bajo la influencia y dominio
de los romanos, quienes construyeron por ejemplo la antigua
fábrica de jabones que dió nombre al emblemático
Arroyo de Jaboneros.
Los musulmanes también hicieron gran uso de la
zona y del propio Monte, exisitiendo abundantes restos
de esta época y que se encuentran repartidos por
la mayor parte del área del cerro.
En excavaciones realizadas en el Cerro se encontró
enterrada una pequeña escurltura de unos 40 centímetros
que pudiera ser de origen románico. Representa
a una mujer, quizás una virgen o deidad, que tiene
un niño en sus brazos y saluda con la mano derecha
y sostiene un libro en la izquierda. No se sabe bien el
origen de esta figura, pudiendo ser llevada hasta allí
por los múltiples religiosos que durante siglos
habitaron la Ermita y el desaparecido Monasterio de San
Antón.
YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE
SAN ANTÓN:
Toda la parte alta del Monte se encuentra incluida en
el Catálogo de Yacimientos Arqueológicos
del Ayuntamiento de Málaga con el nº 54 y
con la denominación "Cerro de San Antón",
así como protegida por el actual PGOU con la figura
de protección Tipo 1 ó Protección
Integral, estando prohibida cualquier acción de
desarrollo incluida la construcción o urbanización.
Cualquier operación en esta zona deberá
contar con los permisos de la Consejería de Cultura.
(en dicho catálogo existen al menos cinco o seis
yacimientos situados de forma muy cercana al Cerro).
Este yacimiento arqueológico de San Antón
se encuentra delimitado entorno a la cota de 450 metros
de altura en todas las direcciones e incluyendo las dos
cumbres principales.
En su libro "El Monte de San Antón, análisis
de un espacio natural periurbano", Matías
Mérida extracta varios párrafos del informe
que del yacimiento hizo la propia Consejería de
Cultura: "Los restos del núcleo de población,
comienzan a ser visibles desde el pie de monte, aunque
la mayor concentración se halla en la cima.
Se realizaron excavaciones, con anterioridad a 1963, muy
reducidas y superficiales. Se proyectaron en la primera
loma unas catas que aportaron gran cantidad de materiales,
constando de cerámica atípica y decoradas.
En la segunda loma, los trabajos se limitaron a efectuar
el trazado de núcleos de casas existentes. Parece
corresponder a un emplazamiento musulmán acreditado
por la cerámica recogida. A veces la cerámica
indígena y la árabe se encuentran revueltas
en la estratigrafía.
Los restos de construcciones parecen habitaciones con
formas rectangulares, cuadradas y circulares.
Actualmente su estado es bastante lamentable, ya que por
su situación los elementos naturales actúan
como sus principales enemigos.
Igualmente se hallan restos de materiales de otras épocas
(medieval, ibero-púnica). Si esto es así,
la secuencia cultural sería muy amplia y la importancia
del yaciemiento aumentaría. Por otra parte, su
estratégica situación también le
dan un marcado interés para su estudio. El plantearse
una excavación seria podría dscubrirnos
destacados datos desde época púnica".
Por tanto queda claro que el yacimiento
puede potencialmente resultar de gran importancia, aunque
no se ha llevado a cabo aún un estudio sistemático
y en profundidad del mismo.
Existe un ambicioso proyecto denominado
"Inventario de restos materiales del poblamiento en
Los Montes de Málaga" que pretende acometer
de forma integrada el estudio histórico de los hechos
acontecidos en un espacio físico homogéneo.
En este proyecto existe un subárea formada por todos
los yacimientos asociados a San Antón, tales como
poblamientos en altura y en los cauces de agua, etc.
Algunos de los yacimientos del Catálogo de Yacimientos
Arqueológicos de Málaga situados en el entorno
inmediato al Monte de San Antón son los siguientes:
Yacimiento nº 51: Jarazmín, Despoblado Medieval
y Vía Romana
Yacimiento nº 52: Necrópolis Visigoda de San
Antón
Yacimiento nº 53: Loma Roja al NE de San Antón
con restos de tégulas y material medieval
Yacimiento nº 58: Despoblado Emiral de la Cabreriza
Yacimiento nº 59: Alquería de Gálica
(Para ver alguna información básica de estos
yacimientos se puede consultar el Catálogo de Yacimientos
Arqueológicos que se encuentra enlazado en el apartado
de "bibliografía y enlaces" de este Monte
San Antón).
Después de la conquista de la ciudad por los Reyes
Católicos en 1487 se procedió primero a
hacer inventario de las tierras y cultivos y a continuación
a su repartimiento entre los repobladores crisitianos.
Concretamente los repartimientos de la zona del Palo,
conocido entonces con el nombre del Valle de las Viñas
de Miraflores del Palo, podemos encontrarlos en el libro
de repartimientos de Málaga nº 5, folios 80
al 105 y 211.
En 1496 unos ermitaños llamados Fray Antonio y
Fray Marcos solicitaron al repartidor de Málaga,
el bachiller Juan Alonso Serrano, un lugar por el Cerro
de Buenavista (nombre con el que se llamaba al Cerro de
San Antón por aquel entonces) para retirarse a
hacer vida espiritual.
Ese mismo año el bachiller les concedió
en nombre de los Reyes Católicos, mediante una
cédula, una casa con huerta que aparece en los
citados libros, que perteneciendo anteriormente a un árabe,
fueron anexionadas al patrimonio real tras la conquista
en 1487. (parece que el núcleo primitivo podría
ser una alquería).
Se les concedió también 100 fanegas de tierra
para que labrasen su sustento y la de sus sucesores, con
la única condición de no poder venderla
sin permiso real.
Los ermitaños construyeron una ermita que al principio
era conocida con la denominación de Santa María
del Peñón de Buenavista. Tiempo más
tarde colocaron dos imágenes en la ermita, una
de San Antonio Abad, del que finalmente tomó el
nombre y una de San Erasmo.
El monte fue ganando progresivamente valor simbólico
y espiritual, comenzando los vecinos a realizar peregrinaciones
y romerías anuales a la ermita que se continúan
hasta la actualidad.
A la muerte de estos ermitaños les sucedió
otro fraile llamado Cristóbal Méndez (a
quien sus Majestades quitaron las tierras y sus heredades
por no hacer caso a la corona), y durante los siglos se
sucedieron como habitantes y administradores gran cantidad
de religiosos de numerosas órdenes, entre otros,
trinitarios, Antónimos, clérigos portugueses,
frailes victorios y finalmente la Orden de San Felipe
Neri que estuvo en la ermita durante las últimas
décadas y hasta la desamortización de 1835,
momento en el que la ermita pasó por primera vez
a manos seglares desde la conquista de Málaga.
La finca pasó unos años después a
pertenecer al Instituto de Segunda Enseñanza de
Málaga (el Vicente Espinel) y más tarde
fue parcelada y vendida a distintos dueños en sus
partes divididas, perteneciendo la Hacienda a una larga
sucesión de dueños particulares, situación
de pertenencia a manos privadas que se prolonga desde
entonces llegando hasta la actualidad.
De hecho si se busca en internet podemos encontrar páginas
en las que la Hacienda de San Antón está
puesta a la venta y puede ser comprada.
En 1962 la imagen de San Antonio Abad fue llevada al Museo
de Bellas Artes de Málaga, donde se encuentra desde
entonces. Esto hizo que en estas fechas dejaran de producirse
romerías a la ermita y que desde entonces se realicen
al cercano Lagarillo Blanco, situado en la zona verde
de gran arboleda que podemos encontrar al suroeste del
Monte.
No obstante el tiempo transcurrido, parece ser que los
habitáculos en los que residían los frailes
se conservan extraordinariamente bien. Desde hace unos
años, la Hacienda San Antón, que incluye
a su entrada la antigua e histórica Ermita de San
Antón, se ha incluido en el Catálogo de
Inmuebles Protegidos de Málaga con la máxima
figura de protección.
Así mismo, los jardines de la Hacienda o Castillo
de San Antón se han incluido en el Catálogo
de Jardines Protegidos del actual PGOU de Málaga
(podemos ver una ficha de estos jardines en el apartado
de bibliografía y enlaces).
La Hacienda San Antón podemos
encontrarla en la Calle Las Palmeras nº 51 de la Urbanización
Pinares de San Antón, y desde la propia calle se
puede observar parte del exterior de la Ermita y de los
jardines.
En el lateral que da a la citada Calle Palmeras podemos
ver una pequeña fuente de mármol que tiene
sobre la pileta una inscripción en árabe antiguo.
Durante mucho tiempo se consideró que tenía
un origen hispano-árabe, pero en un estudio realizado
por Martínez Núñez en 1987 se concluyó
la lápida con dicho texto que actualmente podemos
encontrar sobre la fuente se trataba de una copia realizada
en el siglo XIX.
(En el apartado
de bibliografía y enlaces se puede encontrar un artículo
del historiador malagueño Víctor Heredia titulado
"Datos para la historia del Caudal de San Felipe
Neri. La Hacienda de San Antón" en el que
nos narra de forma relativamente extensa numerosos detalles
sobre la historia, la gestión y la administración
de la Ermita de San Antón durante la mayor parte
de su existencia. Así mismo podemos encontrar una
descripción de la actual Hacienda de San Antón
tal y como podemos encontrarlo en internet para la venta
de finca.)
Esta Ermita de San Antón es, muy probablemente, uno
de los edificios en pie más antiguos del municipio
de Málaga.
EL LICOR DEL MONASTERIO
DE SAN ANTÓN:
En el entorno del Monte San Antón
existió durante décadas el llamado Monaste rio
de San Antón, el cual, como nos cuenta Don Manuel
Martínez Molina en su artículo "Málaga,
un vino de leyenda: El Aperitivo de San Marcial" del
nº 35, de mayo de 2009 de la revista cultural
El Avisador Malagueño, "permitía
a los monjes organizar cultos cada vez más solemnes,
realizar trabajos artesanales y artísticos, profundizar
en las distintas ramas de la investigación, formar
bibliotecas y pinacotecas, con creaciones dictadas por la
contemplación mística o ascética o
por la inspiración y la devoción.
Junto a la capilla, celdas de retiro y descanso, y alrededor,
como a su amparo, huerta, ganadería, viña,
lagar, pozo y bodega, con laboratorio para la experimentación
con plantas, objeto de especial estudio, en busca incesante
de su utilidad sanadora o rehabilitadora".
Los monjes habían investigado una fórmula
magistral para fabricar un licor llamado “Aperitivo
de San Marcial”, constituido a base de vino rancio
de la variedad Pedro Ximén,
con adición de jugo de plantas, raíces y cortezas,
aunque no pudieron comercializarlo pues antes de poder hacerlo
aconteció la invasión francesa en Málaga.
En tiempos previos a la invasión (que venía
produciéndose de norte a sur en toda la península),
el párroco de Churriana, Antonio Muñoz, llamado
comunmente "El Cura de Riogordo" dejó su
servicio para enfrentarse a los franceses. Una noche de
marzo de 2011, de camino a Vélez Málaga con
un grupo de hombres, pasó la noche en el Monasterio
de San Antón invitado por el Prior del propio Monasterio,
Fray Joseph de Luna.
Solo dos días más tarde llegaron al monasterio
los franceses, pero encontraron el monasterio abandonado
y sin nada de valor. (los franceses entraron en Málaga
en la famosa Batalla de Teatinos, desarrollada el 5 de febrero
de 1810 junto a la Residencia Militar de Castañón
de Mena, y que se puede encontrar en la introducción
del Monte de la Tortuga, en el apartado de historia).
En el año 1875 un industrial malagueño comenzó
a hacerse una casa de descanso en el Valle de los Galanes,
junto al Cerro de San Antón. Cuando estaban excavando
para hacer los cimientos encontraron un gran arcón
herméticamente sellado a más de dos metros
de profundidad. Al abrirlo encontraron abundantes materiales
religiosos, y entre otras cosas, una extraña botella
con un pergamino, escrito en latín, y firmado por
Joseph de Luna, prior del ya inexistente Monasterio de San
Antón. En este pergamino se explicaba la citada fórmula
magistral del Aperitivo de San Marcial.
La fórmula fue entregada a la familia Barceló
que regentaban las bodegas Barceló. Los químicos
trabajaron intensamente para desentrañar la receta,
formando parte después de los vinos de la bodega
con distintos y variados nombres: “Licor del Monasterio
de San Antón” ó “Vino Viejo del
Monasterio de San Antón” ó “Vino
para enfermos y convalecientes”, etc.
Como nos cuenta Don Manuel Martínez en el citado
artículo, "siendo famosísimas las
bodegas citadas, proveedoras de casa reales, nobles y jefes
de estado, conmemoraron el cuarto centenario del descubrimiento
de América, en 1892, con el lanzamiento del citado
Aperitivo de San Marcial, consiguiendo colocarlo en infinidad
de mercados de Europa, ex colonias y América del
Norte, y se convirtió en un éxito de tal magnitud,
que pasó a ser el producto más caro de la
bodega, con un precio de 16 reales de vellón por
botella.
Los litógrafos malagueños de la época,
se recrearon en esta leyenda, creando un etiquetado tan
excelso, que tuvieron que duplicar para sus clientes del
marco de Jerez, consiguiendo el reconocimiento como producto
purificador y restaurador en los difíciles tiempos
de la Ley seca americana, y, por tanto, mantener su presencia
y venta a través de farmacias".
LAS CALERAS DEL
MONTE SAN ANTÓN:
Durante siglos, la producción
de cal fue actividad muy importante para la vida de las
ciudades y de los ciudadanos en general.
La
cal viva tenía antiguamente multitud de usos, de
las que enumeramos algunas explicadas en la web de la Asociación
de Estudios Pasiegos: "se usó como fundente
en
operaciones metalúrgicas y alfarería, para
realizar crisoles de altísima temperatura, deshidratación
de líquidos y desecación de espacios y productos
variados, elaboración del azúcar, fabricación
de potasa, sosa, amoníaco, cloruro de cal, depuración
de la sal, curtido de pieles. Mucho más tempranamente,
ya eran utilizados la cal y sus productos derivados en las
artes de la construcción y la medicina. En este último
campo se utilizó para desecar el aire en espacios
cerrados, en forma de lechada como pintura antiséptica
para estancias y fachadas, desinsectante del arbolado, desinfectante
para el cólera, tifus y otras enfermedades infecciosas,
inhibidora de la putrefacción de las aguas. El agua
de cal medicinal se usó en el pasado en gargarismos
para disolver las pseudomembranas de la difteria y en la
laringitis, faringitis y amigdalitis; por via interna contra
los vómitos y diarreas y como antiácido; junto
al azufre, sosa y arsénico formaba un depilante muy
utilizado. Padecimientos variopintos de antiguas denominaciones
se trataban con la
cal o alguno de sus preparados: reumatismos, tumor blanco,
hidrartrosis, parálisis, cólera.
En los últimos siglos la normativa sanitaria obligaba
a cubrir con cal viva los cadáveres de animales o
personas muertos por enfermedades infecciosas y desinfectar
los materiales fecales en situaciones epidémicas
por el mismo procedimiento. Finalizamos la relación
de utilidades de la cal con la más extendida y antigua:
La elaboración de mortero o argamasa para la construcción
de edificios sólidos, "de cal y canto".
Con este fin se utilizaron sus propiedades de volver a adquirir
dureza en contacto con el anhídrido carbónico
del aire en un proceso simétrico al de su obtención,
desde hace varios miles de años. De ahí el
famoso dicho relacionado con la calidad del mortero en construcción
-Una de cal y una de arena- "
Los caleros, en nuestras latitudes, son
construcciones en piedra generalmente cilíndricas,
a veces cuadrangulares, como el citado en Lunada (1), u
ovoides (2) con aportaciones más modernas.
Tienen tres o cuatro metros de altura y una capacidad interior
de tres a cinco metros cúbicos. Su finalidad es la
producción de cal viva por calcinación de
la roca caliza.
El Monte de San
Antón fue durante mucho tiempo uno de los puntos
importantes de Málaga para la producción de
cal, abasteciendo no sólo a la ciudad, sino a algunas
otras urbes africanas.
En
el texto "Datos para la historia del Caudal
de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón"
, el historiador malagueño Don
Víctor M. Heredia nos cuenta cómo los
procesos de producción de cal aparejados al Monte de
San Antón supusieron durante cientos de años
un problema para la Ermita de San Antón, ya que aparte
de la necesaria extracción de piedra, las caleras necesitaban
abundante leña para poder hacer funcionar los hornos,
motivo por el cual normalmente se solían instalar en
lugares de las afueras de las ciudades y donde hubiera suficiente
leña.
Así, en
la página 207 de Isla de Arriarán, en el mencionado
texto Víctor Heredia escribe: " El administrador
Ricardo Falón presentó una querella contra
Bernabé Cordón por haber cortado leña
sin licencia dentro del cerrado de San Antón para
el horno de cal que tenía en tierras adyacentes,
por las que pagaba un censo a la ermita. Esto ocurría
en 1682, año en que una Real Cédula limitó
la recogida de leña para las caleras al monte bajo
infructífero en el término cerrado de la ermita.
En 1699 el arcediano Juan Romero de Valdivia formó
autos contra los caleros que cortaban leña en el
monte y quemaban caleras en su término, en perjuicio
del arbolado y de la hacienda. El arrendatario de la misma,
Diego Muños, por el contrario, declaraba que desde
siempre se habían hecho caleras en el término
de la ermita con licencia de sus administradoras, sin cortar
ni talar árbol alguno, sólo monte bajo, y
contribuyendo a la ermita con dos cahíces de cal
por cada calera. En este momento se había hecho un
horno, "como es costumbre de muchos años a esta
parte hacer hornos y caleras en el dicho sitio para el aasto
de la ciudad", para fabricar 1500 cahíces de
cal con destino al presidio de Melilla y a la obra que se
estaba haciendo en el Guadalmedina, de acuerdo con el gobernador
de la ciudad. El visitador Romero de Valdivia autorizó
esta calera pero las prohibió de ahí en adelante
en el término de la ermita.
Es de imaginar
que esta prohibición no tuviera demasiada vigencia,
puesto que la fabricación de cal era considerada
por las autoridades como una actividad necesaria. En 1770
el prepósito de la Congregación de San Felipe
Neri, el P. Juan José Soriano, presentó un
memorial al Ayuntamiento sobre la presencia en San Antón
de caleros que estaban cortando leña diciendo que
iban por orden del gobernador. Dos años antes el
síndico ya había autorizado que entraran leñadores
en el término cerrado de la ermita, destruyendo acebuches
y algarrobos. Soriano alegaba que las tierras de San Antón
eran de real patronato y que la Congregación las
gozaba a censo enfitéutico -lo que era sin duda una
interpretación forzada- , por lo que estaban afectadas
por la prohibición de cortar leña para caleras
en los baldíos y realengos. El Cabildo aceptó
la demanda de los filipenses y ordenó a los caleros
que se abstuvieran de cortar leña en dichas tierras
al "ser notorio que la hacienda conocida por nombre
de San Antón es realenga". La leña cortada
se quedó para la Congregación, que pagó
el trabajo a los caleros "en atención a ser
pobres que viven de él".
La orden municipal no fue cumplida durante mucho tiempo,
puesto que en 1773 la Congregación volvía
a denunciar que los caleros seguían cortando y sacando
leña del cerrado de San Antón".
UTILIZACIÓN DE ROCAS DEL MONTE PARA LA CONSTRUCCIÓN
DE IGLESIAS:
Así
como resulta ampliamente conocido para muchos malagueños
que partes de las fachadas de la Catedral de Málaga
se construyeron con piedra del Monte Coronado, está
menos difundido que el Monte San Antón también
tuvo gran protagonismo en la construcción de importantes
edificios religiosos de la ciudad tras la toma de la ciudad
por los Reyes Católicos.
En el mencionado artículo del historiador malagueño
Victor Heredia "Datos para la historia
del Caudal de San Felipe Neri. La Hacienda de San Antón"
aparecen distintas alusiones al uso de piedra procedente
del Cerro San Antón para la construcción y
realización de obras en distintas edificaciones religiosas
de Málaga.
Así, encontramos en el texto el siguiente párrafo:
"Fuera de los límites de la finca (de la Ermita
de San Antón" estuvo en funcionamiento entre
los siglos XVII y XVIII por lo menos, una cantera de la
que se extraía piedra de jaspe colorado. El P. Llordén
cita algunas obras en las que se empleó jaspe del
Cerro San Antón, fechadas entre 1643 y 1798, siendo
la más destacada la contratación de la solería
de la Catedral con losas de mármol de la Sierra de
Mijas y de jaspe de San Antón".
Y luego entre las notas aclaratorias al final del artículo
añade la siguiente: LLORDEN A. "Arquitectos
y canteros malagueños", Ávila 1962, páginas
100, 102, 113, 117, 119, 124, 190, 191, 211, 215 y 218.
Se empleó piedra de San Antón en distintas
obras en las iglesias parroquiales de San Juán y
Santiago y en las conventuales de San Andrés y San
Agustín. Un estudio de Amalio Maestre publicado en
1846 se refería a "las canteras de las faldas
del citado Cerro de San Antón ó Tetas de Málaga,
a un tiro de bala muy corto del Arroyo Jaboneros por cima
del Palo". Citado por MARTÍNEZ Y MONTES V. "Topografía
médica de la
ciudad de Málaga", Málaga 1852, página
21, Medina Conde escribe del mármol encarnado de
la cantera del Cerro de San Antón. GARCÍA
DE LA LEÑA, op. cit. Tomo 1, página 105.
Así mismo, José Antonio Barberá
y Joaquín Ruano, en el libro "El
Valle de las Viñas de Miraflores del Palo"
hacen una reseña sobre el uso del mármol rosado
para construir la Catedral de Málaga y para el suelo
original de la Iglesia de las Angustias de la Barriada del
Palo, diciéndonos que en uno de los laterales del
Cerro existe un mármol rosado que dió lugar
a una cantera (en la cara oeste del cerro).
En la página web
de Trimálaga encontramos "El obispo,
en el Cabildo del 15 de enero de 1665, propone la financiación
de la obra, comprometiéndose a solicitar a Carlos
II la concesión de 2000 ducados de pensión
sobre el obispado de Málaga cada año y ofreciendo
4000 ducados más de las rentas de las Fábricas
Mayores y Menores. Durante la segunda mitad del siglo se
pusieron rejas a la capilla mayor y al coro, trabajos realizados
por Francisco de Melgar y Clemente Ruiz, se repararon las
solerías de las bóvedas y los impactos de
balas que la Catedral recibió en los sucesos de 1668;
en 1673 se pavimentó el altar mayor con piedra roja
de la cantera de San Antón y se le puso reja alcanzando
el presupuesto de 329.830 maravedíes".
Igualmente en los mencionados textos encontramos que se
tiene la certeza de que inmediatamente tras la toma de la
ciudad por los Reyes Católicos, en un primer momento
se levantaron cuatro parroquias en la capital en las que
se usaron calizas de San Antón: las Iglesias del
Sagrario, dedicada a San Pedro, fundada en 1488 y reconstruida
en el siglo XVIII, y las de San Juan, Santiago y Santos
Mártires.
ROMERÍAS DE SAN ANTÓN:
Durante siglos se han venido realizando
romerías y peregrinaciones anuales al Monte de San
Antón por parte de vecinos tanto de la parte este
como de otros muchos lugares.
El origen de estas primeras romerías se remonta a
poco después de la construcción de la Ermita
de San Antón, y en las mismas se trataba de recibir
las bendiciones del santo San Antonio Abad para los animales
domésticos que tan importantes eran por aquellos
tiempos para la vida y supervivencia de los pobladores (burros,
cabras, ovejas, cerdos, etc.).
Estas romerías se vinieron realizando desde sus orígenes
entorno a la Ermita de San Antón, a donde se dirigían
primero los vecinos para visitar al santo. Posteriormente
las gentes se encaminaban a la tercera cumbre, a la zona
que hoy encontramos entre lo que denominamos el Cruce de
Caminos (ver la descripción de la subida al cerro)
y el Espolón Sureste. En esta zona la gente comía
y bebía, bailaban, cantaban, y intercambiaban noticias
e ideas. Siempre acompañaban pandas de verdiales
y se compartían los alimentos.
Esto fue así hasta que en 1962
se tomó la imagen del santo que había en la
Ermita y se llevó al Museo de Bellas Artes de la
ciudad, interrumpiéndose a partir de ese momento
una tradición centenaria. Esto fue seguramente debido
a que precisamente en estos años se comenzaba de
forma más sistemática la urbanización
de las laderas del Monte. De hecho la Ermita de San Antón
ha quedado completamente incluida en la actual Urbanización
Pinares de San Antón, estando actualmente emplazada
en la Calle Palmeras nº 51.
En el año 1982, con la inauguración del Lagarillo
Blanco, se retomó esta ancestral forma de celebración
y convivencia tanto religiosa como social, realizándose
las romerías desde entonces en esta zona verde del
monte.
Actualmente la Romería de San Antón, que se
celebra en un domingo próximo al día de San
Antón en el mes de enero de cada año, es organizada
por el Ayuntamiento de Málaga en colaboración
con el tejido asociativo del Palo, y tiene como objetivos
prioritarios la convivencia y el fomento del respeto al
Medio Ambiente.
En la interesante página web de la Asociación
de Vecionos del Palo podemos encontrar su extensa Galería
de Imágenes una buena muestra de fotografías
de las romerías de gran parte de los últimos
años. También encontraremos un apartado sobre
la inauguración del Lagarillo Blanco en 1982.
Esta web y otros enlaces referentes a las romerías
de San Antón se pueden encontrar en el apartado de
Bibliografía y enlaces de este Monte.
VISITAS AL MONTE SAN ANTÓN DEL NATURALISTA Y BOTÁNICO
EDMOND BOISSIER:
Es importante destacar las
visitas que realizó al Monte San Antón en
1837 el famoso naturalista, explorador y botánico
suizo Pierre Edmond Boisier.
Boissier describió unas 6000 especies nuevas para
la ciencia (como por ejemplo el emblemático Pinsapo,
Abies pinsapo), escribiendo numerosos libros y textos de
gran valor. Cuando
vemos que tras el nombre científico de una especie
aparece la abreviatura "Boiss" quiere decir que
esta especie fue descrita por primera vez por Boissier.
En sus varias visitas al Monte San Antón, al que
seguramente fue llevado por ser considerado como una zona
de gran interés botánico, Boissier describió
dos especies nuevas no catalogadas hasta ese momento, el
Cytisus malacitanus y la Fumaria macrosepala.
El Cytisus malacitanus es un endemismo del sur peninsular,
y tiene una distribución que va desde Málaga
a Almería. Podemos encontrarla en la Lista Roja de
la flora vascular de Andalucía con la figura de "Casi
amenazada".
La Fumaria Macrosépala podemos encontrarla igualmente
en el sur de España, en este caso ligada a taludes
y pies de rocas, en roquedos y pedregales calcáreos.
Boissier escribió en su libro "Voyage Botanique
dans le midi de l´Espagne pedant l´anne 1837"
el siguiente texto sobre sus salidas por el Monte San Antón:
"Subiendo
en seguida a lo largo de las pendientes de la montaña,
se encuentra a la mitad de la altura un pequeño llano
ocupado por dos casas de campo, rodeadas de plantíos
de naranjos y limones, risueños oasis, enmedio de
este árido suelo. Aquí era donde en mis excursiones
venía yo a descansar en el seno de una familia de
excelentes labradores que, desde mi segunda visita, me consideraron
como a un amigo, y me recibían con esa hospitalidad
y confianza agradables que no se encuentra más que
en España entre esta clase de la sociedad. Jamás
olvidaré aquel patio rústico, aquella fuente
saliendo de la roca por enmedio de los helechos, aquellos
puntos de vista tan variados, marcados por los árboles".
URBANIZACIÓN
DE LAS LADERAS E INICIOS DE LA PROTECCIÓN DEL MONTE:
La construcción de viviendas y
en general de las dos urbanizaciones que se sitúan
en las laderas del Monte San Antón, San Isidro y
Pinares de San Antón, comenzó a mediados de
los años 50 como resultado de un cierto desarrollo
económico en España, produciendo una creciente
demanda de viviendas de alta calidad de vida en un entorno
privilegiado.
En estos años se fue acabando con los usos agrícolas
del entorno que había perdurado durante centenares
de años, principalmente cultivos de secano como viñedos,
olivos y almendros, y secundariamente en algunas reducidas
zonas, con pequeñas huertas.
La masiva urbanización de las laderas del monte tuvo
lugar principalmente durante las décadas de los 60,
70 y 80, cada una de ellas con ciertas características
propias que las diferencian.
En los procesos de construcción de viviendas que
tuvo lugar durante la década de los 60 el único
planeamiento vigente era el Plan General de Ordenación
Urbana de 1950, en el que se incluía la totalidad
del Monte de San Antón como suelo no urbano. No obstante
este PGOU no se desarrolló plenamente y además
no era reconocido comunmente como válido debido a
ciertos litigios entre particulares y el propio ayuntamiento
que produjeron sentencia en el sentido de determinados defectos
de forma en el Plan, lo que hizo que en general las construcciones
en esa década aceptaran como el verdadero reglamento
aplicable, a las Ordenanzas de 1902.
La Urbanización Pinares de San Antón comenzó
las obras de urbanización a finales de los años
50, después de comprar los terrenos destinados a
la construcción de esta urbanización, con
una extensión de unas 98 hectáreas. Primero
se llevaba a cabo la urbanización de la zona, es
decir, el proceso de instalación de las infraestructuras
básicas, electricidad, agua, saneamientos, etc, para
más tarde llevar a cabo el proceso de edificación
ó construcción. Estos primeros procesos de
urbanización llevaron pareja la repoblación
de la zona con Pino Carrasco (Pinus halepensis) que conforma
mayoritariamente la masa forestal que vemos en la actualidad.
Se presentó el proyecto de urbanización ante
el Ayuntamiento de Málaga el 17 de noviembre de 1965,
aprobándose el 17 de marzo de 1966. Tras la parcelación
y urbanización, se comenzó la edificación
en esta misma
década (aunque según el PGOU de 1950 el suelo
era rústico).
En la revisión del PGOU de 1971 se recalificó
el suelo de la Urbanización a suelo urbano. Como
podemos ver en la imagen publicada por Matías Mérida
en el estudio "El Monte de San Antón, análisis
de un espacio natural periurbano", podemos ver el estado
de la urbanización en 1972 (justo recien revisado
el PGOU y recalificados los terrenos) en el que aparecen
27 parcelas completamente construidas.
En este nuevo Plan General de Ordenación
Urbana de 1971 se pretendía poner fin al desconcierto
existente en temas urbanísticos en la ciudad. Como
hemos dicho el terreno destinado a urbanización se
incluyó en suelo urbano, quedando el resto del monte
como zona forestal en suelo rústico (zonas donde
hoy se encuentran el Parque del Lagarillo Blanco por ejemplo).
En 1974 el Ayuntamiento de Málaga realiza el Avance
Director de Pinares de San Antón, en el que se proponen
perfectamente delimitados ciertos espacios para uso público.
Muy ceranamente en el tiempo, en abril de 1976, se aprueba
la nueva Ley del Suelo, en la que se exige a los Planes
Parciales de Ordenación las siguientes reservas mínimas
de terreno: a) Parques y Jardines, zonas deportivas públicas
y de recreo y expansión, al menos un 10% del total
de la superficie ordenada. b) Centros culturales y docentes
públicos y privados, al menos 10 m2 por cada 100
m2 de edificación residencial.
A estos dos cambios en las normativas acompañan también
dos fenómenos importantes: por un lado la creación
y puesta en marcha de las Asociaciones de Vecinos, como
por ejemplo la Asocación de Vecinos de Palo. Por
otro lado los cambios de regimen político en España
llevó aparejado
un cambio en el enfoque y percepción de los procesos
urbanísticos por parte de los ciudadanos.
Las distintas demandas vecinales en materia uso público
e infraestructuras culminaron en un importante acuerdo entre
la Promotora, el Ayuntamiento, la Asociación de Vecinos
de El Palo y la Comunidad de Propietarios de Pinares de
San Antón, por el que la promotora cedía aproximadamente
el 34% de la superfice de la urbanización para la
creación de determiados espacios de uso público,
tal y como expone Matías Mérida en su estudio
"El Monte de San Antón, análisis de un
espacio natural periurbano" (fuente AA. VV. El Palo,
1982):
1) Regularización jurídica de la Urbanziación
Pinares de San Antón
2) El Ayuntamiento se hacía cargo del alumbrado de
la urbanziación.
3) Levantamiento de la negativa de concesión de licencias
de construcción por parte municipal.
4) Construcción de por la promotora de 164 viviendas.
5) Cesión de una parcela de 14000 metros cuadrados
situada en la parte baja de la urbanización y destinada
a equeipamientos.
6) Cesión de una parcela de unos 10000 metros cuadrados
situada en la parte baja de la urbanización y destinada
a parque urbano.
7) Cesión de una parcela de aproximadamente 72000
metros cuadrados situada en la parte alta del monte y destinada
a parque forestal.
8) Cesión de una parcela de alrededor de 220000 metros
cuadrados en la parte alta del monte destinada a zona de
proección ecológica y paisajística.
9) Compromiso por parte de Urbanizadora y Comunidad de Propietarios
referente al mantenimiento de los distintos parques.
En la década de los 70 se edificaron 75 parcelas,
lo que suponía un aumento del 227% con respecto a
la década anterior. En la imagen podemos ver el estado
de la urbanización en 1982.
En 1983 se aprobó un nuevo Plan General de Ordenación
Urbana como revisión del PGOU de 1971 y que se puede
decir que marcó el inicio de un marco de protección
importante para el Monte San Antón. Este PGOU de
1983 fue dirigido por los arquitectos Seguí Pérez,
Moreno Peralta y Quero Castanys, y en dicho planeamiento
se profundizó en aspectos importantes sobre protección
de áreas de nuestro municipio entorno a valores tales
como los histórico-artísticos, ecológicos
y paisajísticos.
Así, se llevó a cabo un
estudio paisajístico en el municipio de Málaga
en el que se hacía mención expresa al Monte
San Antón en la Memoria Descriptiva, capítulo
3, página 37. En dicho PGOU se determinó la
protección de los recursos con valor paisjístico
en el artículo 101 del Plan y posteriormente se incluyó
al Monte San Antón entre los espacios merecedores
de protección en base a este criterio de valor paisajístico.
En el artículo 104 se definían las Zonas de
Protección Integral Arqueológica, con la máxima
protección en el terreno arqueológico. Entre
las zonas citadas en dicho artículo, el Plan de 1983
incluye al Monte de San Antón.
En el artículo 358 del Plan se recogen los principios
de protección de zonas con importantes valores ecológicos.
Este PGOU de 1983 incluirá así mismo al Monte
de San Antón entre estos espacios de alto valor ecológico
y merecedores por tanto de altos niveles de protección
y restricción en el uso y las actividades que se
pueden desarrollar en ellos.
En dicho Plan se definen distintas zonas con determinadas
tipologías de uso. En el mismo aparece un terreno
definido por las siglas SUNP LE-4 que corresponde a Lagarillo
y que tiene una superficie de 567331 metros cuadrados.
En el Plan se dice que la actuación en Lagarillo
debe ceder 180000 metros cuadrados para parque forestal.
También aparece un espacio marcado como SUNP LE-5
que corresponde a Miraflores Alto, con una extensión
de 341500 metros cuadrados.
"El parque forestal de Lagarillo y la zona verde de
Miraflores Alto constituyen junto al Parque Forestal de
San Antón, el Sistema de Espacios Libres de la zona
del Monte San Antón" (Matías Mérida
en "El Monte de San Antón, análisis de
un espacio natural periurbano").
Aunque en la revisión del Plan de 1983 se produjo
una disminución del suelo urbano en el Monte San
Antón, el suelo disponible aumentó al incluirse
terrenos que anteriormente estaban ordenados como forestales.
En cualquier caso, el Plan de 1983 marca una notable diferencia
con el anterior de 1971 al hacer claro y explícito
los aspectos de alto valor ecológico, paisajístico
y arqueológicos del monte, y que marcarán
un antes y un después en los procesos desarrollados
en el espacio desde un punto de vista general y específico.
Así, mientras que las reivindicaciones sociales anteriores
demandaban mayoritariamente espacios y terrenos para uso
público (recreativos y sociales, etc., y que tuvieron
como máximo exponente el gran convenio urbanístico
de 1982 citado anteriormente), después de la aprobación
del Plan de 1983 las demandas giran fundamentalmente entorno
a una decidida y clara protección del Monte San Antón.
En esta demanda de protección del monte, a las asociaciones
vecinales se unen distintas asociaciones ecologistas, destacando
entre ellas Silvema, que tiene una clara incidencia sobre
los medios de comunicación locales. En 1990 numerosas
entidades como Silvema, Amaden, Izquierda Unida, Verdes
de Andalucía, Asociación de Vecinos del Palo
y Asociación de Vecinos de Pedregalejo entre otras,
piden la declaración de Paraje Natural para la zona
del Monte San Antón.
LA
HISTORIA MÁS CERCANA:
En
las últimas décadas ha venido ocurriendo
un claro cambio de mentalidad y en general una toma de
conciencia sobre muchos aspectos de la realidad, entre
los que se encuentran los aspectos ambientales y de la
Naturaleza. Este hecho tiene importantes aspectos globales,
como el nacimiento en general a nivel del planeta del
movimiento ecologista y de las primeras cumbres internacionales
para abordar los problemas ambientales y la sostenibilidad,
la creación de Consejerías, Ministerios
y Áreas de Medio Ambiente en las administraciones,
la inclusón obligatoria de la Educación
Ambiental en los contenidos de estudio de los escolares
(en España, en 1991 con la LOGSE) y otros muchos
hechos o hitos destacables que han hecho avanzar bastante
la conciencia ambiental del conjunto de la sociedad.
A nivel local y en relación
al Monte San Antón, como hemos mencionado antes,
en las últimas décadas se ha dado una petición
generalizada por un gran número de entidades responsables
de todo tipo para una mejora en el grado de protección
del Cerro, hablándose en distintos momentos de
las figuras de Paraje Natural, Parque Natural ó
Monumento Natural de entre las contempladas por la Consejería
de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, de
modo que quedaría pues integrado en la Red de Espacios
Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA).
Muchas entidades han sido muy
activas durante los últimos años para promover
esta mayor protección para el Cerro, creándose
una Plataforma para la Protección del Monte San
Antón. Algunas entidades constituyentes las hemos
mencionado antes. En el apartado de bibliografía
incluimos un interesantísimo texto de Miguel Ángel
Barba, de la Asociación de Monitores Medioambientales
Almijara, titulado "Porqué proteger el Cerro
de San Antón o Buenavista".
Así por ejemplo, la Comunidad
de Propietarios de la Urbanización Pinares de San
Antón encargó a unos jóvenes biólogos,
Oscar Noel Gavira Romero y Federico Miguel Casimiro-Soriguer
Solanas, la confección de un estudio sobre el monte
con el fin de documentar unas bases científicas
firmes sobre las que pedir a la Administración
la pretección del Cerro.
Se pueden encontrar internet abundantes noticias de los
diarios locales en los que se habla de estas peticiones
sobre la protección del Monte como Monumento Natural
a la Administración de la Consejería de
Medio Ambiente, así como declaraciones de la Consjera
Fuensanta Cobes diciendo que la Consejería se mostraba
muy favorable a esta idea. Como casi siempre, las cosas
se desarrollan en tiempos que para la escala humana aparecen
como demasiado lentos.
Esta memoria elaborada para fundamentar esta solicitud
a las administraciones por parte de los ciudadanos para
la protección del monte la incluimos así
mismo en el apartado de bibliografía y enlaces.
Incluimos igualmente en el apartado
de bibliografía y enlaces algunos otros textos
relacionados en la solicitud masiva de la sociedad para
la protección del Monte, noticias de prensa, declaraciones
y peticiones de asociaciones de vecinos, asociaciones
ecologistas, etc.
En el momento de elaborar esta guía de Málaga
desde sus Cumbres, año 2012, y desde hace ya unos
años, la Junta Rectora del Parque Natural Montes
de Málaga trabaja intensamente para desarrollar
un ambicioso proyecto de ampliación de dicho Parque
Natural hasta una extensión mucho más acorde
con la realidad de los valores históricos, paisajísticos,
culturales y ambientales que merecen ser protegidos. En
esta ampliación se incluirían áreas
que permitirían que este Parque Natural cumpliera
mucho mejor las funciones que por su figura de protección
le corresponden.
En
la imagen podemos ver marcadas en rojo los límites
actuales del Espacio Protegido y en morado las fronteras
de nuevo espacio tal y como se pretende que quede tras
la ampliación., quedando incluido en el mismo el
Monte de San Antón (además de otros espacios
periubanos como el Parque Guadalmedina y el Jardín
Botánico La Concepción).
Aunque el monte estaba ya intensamente
deforestado de la vegetación autóctona original
(básicamente un encinar) debido fundamentalmente
a los siglos de aprovechamiento agrícola y al uso
de madera para aprovechamientos diversos, en las últimas
décadas el Monte San Antón presentaba una
vegetación arbórea compuesta por pinos carrascos
prodecentes de la repoblación realizada en el proceso
de urbanización del monte, así como abundantes
y grandes algorrobos, olivos y almendros y también
eucaliptos, vegetación que ha sufrido varios importantes
incendios en las últimas décadas. El último
y mayor de todos ellos ocurrió durante el mes de
julio del año 2001, afectando tanto a la ecología
como al paisaje de una gran extensión del cerro.
Durante la pasada década la imagen general de toda
la zona de pequeñas mesetas sureñas, la
ladera sur en general, el espolón sureste y otras
zonas, presentaban numerosos pies de árboles quedamos
por las llamas en el mencionado incendio, al tiempo que
abundantísimos troncos caidos aparecían
esparcidos por todos lados, allá donde cayeron
tiempo después de morir.
En el año 2009, a raiz de la gran crisis económica
mundial de estos años, se desarrolló en
el Monte San Antón un importante proyecto de restauración
paisajísitica y repoblación con cargo a
los comunmente llamados "Fondos Zapatero", en
alusión al Presidente del Gobierno de España
que promovió aquellas actuaciones del Plan E, o
Plan Español para el estímulo de la Economía
y el Empleo.
En el marco de este proyecto de restauración y
puesta en valor del Monte San Antón, se limpiaron
y sanearon todas áreas afectadas por los mencionados
incendios, cortándose y retirándose la madera
que puediera ser aprovechada, y pulverizándose
la madera inservible a fragmentos diminutos para su rápida
reincorporación al ciclo ecológico de la
materia y su integración al suelo del monte.
Al mismo tiempo se llevó a cabo una ambiciosa repoblación
de extensas zonas del monte, principalmente de la ladera
sur, con pinos, encinas y algarrobos, y se crearon dos
miradores para uso público, uno situado en el espolón
sureste o tercera cima y uno situado en las mesetas sureñas.
En los próximos años
es de esperar un mayor aprovechamiento del altísimo
potencial de disfrute y de uso público que tiene
este monte por parte de la población en general:
itinerarios didácticos (sobre historia, paisaje,
botánica, geología y fauna entre otros),
senderismo, visitas de esparcimiento y disfrute de la
naturaleza sencillamente, etc. así como visitas
de turistas de la Costa del Sol y de Málaga con
el fin de conocer más y mejor de la realidad de
nuestra ciudad y para disfrutar de todo lo que el Monte
San Antón puede ofrecer (subir a las Tetas de Málaga,
las impresionantes vistas de la bahía y de la ciudad,
conocer la naturaleza local haciendo senderismo suave,
etc).
La gran riqueza
ecológica y biológica del Monte San Antón
es oficialmente reconocida como tal desde que en el PGOU
de 1983,
dirigido por los arquitectos Seguí Pérez,
Moreno Peralta y Quero Castanys, se incluye este monte
entre los espacios municipales
de alto valor ecológico y merecedores de altos
niveles de protección y restricción en el
uso y las actividades que se pueden desarrollar en ellos,
quedando calificado como zona de Protección Ecológica
dentro del suelo no urbanizable.
Sin duda los valores ecológicos del cerro han sido
de los más reconocidos por la mayoría de
la sociedad desde hace mucho tiempo (además de
los paisajísticos). Muchos ciudadanos saben de
la gran representación de especies animales que
encontramos en este monte tan cercano a la ciudad.
Efectivamente,
San Antón es considerado, junto a la Laguna de
Los Prados, como los dos espacios naturales
con mayor biodiversidad del municipio de Málaga
que aún no cuentan con una figura de protección
encuadrada en la Red de Espacios Naturales Protegidos
de Andalucía (RENPA).
En cuanto a masas boscosas, en el Monte San Antón
encontramos varias zonas de vegetación arboladas
de Pino Carrasco aunque no llegan a aparecer en los
mapas del vigente PGOU de Málaga como "masa
forestal densa":
-
Por un lado está la gran cantidad de árboles
repoblados durante la 1ª fase de construcción
de la Urbanización Pinares de San Antón,
que ocupan una amplia zona que comprende el propio área
por el que se extiene esta urbanización en la
ladera sur del cerro. En su inmensa mayoría se
trata de Pinos Carrascos, Pinus halepensis.
- En la zona alta del monte encontramos otras dos zonas
de pinar, ambas de cierto carácter boscoso, aunque
de pequeña entidad: la primera masa de pinar
se le denomina "pinar central", y se encuentra
situada al sur y entre las dos cumbres principales.
La segunda zona con gran profusión de árboles
se encuentra rodeando a la tercera cima o espolón
sureste. De este último conjunto de pinos podemos
ver una buena muestra en los tramos iniciales de la
subida al monte.
Por
tanto la práctica totalidad de zonas con mayor
densidad de árboles y de al menos de cierto carácter
boscoso, se encuentran en la ladera sur del monte, en
la que además de estas masas de Pinos Carrascos
encontramos también olivos, almendros y muchos
algarrobos.
A partir de aproximadamente los 350 metros de altura no
encontramos prácticamente árboles, quedando
ocupado el suelo solo por matorral.
En las caras oeste, norte y este el monte es ocupado mayoritariamente
por matorral, a veces de gran densidad, aunque en parte
baja de la cara norte aún se encuentran buenos
ejemplares de encinas (Quercus rotundifolia).
La vegetación potencial, vegetación clímax
que presumiblemente habría en esta zona originalmente,
antes de la influencia humana, debería haber estado
formada seguramente por bosques de olivo y encina (Olea
europaea y Quercus rotundifoliae), en los que también
habría algarrobos y coscojas y abundantes especies
trepadoras.
De esta etapa
climácica boscosa no queda absolutamente nada,
pero sí que podemos ver en el presente algunas
comunidades de la orla de matorral que acompañaría
a estos bosques.
Esta comunidad de matorral espinoso podemos observarla
en las zonas medias y altas del monte en los lugares donde
no han llegado las influencias de la construcción
ni de la agricultura del ser humano.
Este matorral se encuentra integrado, entre otras, por
las siguientes especies: Asparragus stipularis, Asparagus
albus (Esparraguera blanca), Ceratonia siliqua (Algarrobo),
Chamaerops humilis (Palmito), Clematis flammula, Daphne
gnidium (Torvisco), PIstacia lentiscus (Lentisco), Thammus
alaternus (Aladierno), Thammus oleoides (Espino prieto),
Olea europaea sylvestris (Acebuche), Quercus coccifera
(Coscoja), Juniperus oxycedrus (Enebro), Rubia peregrina
(Rubia).
En estas zonas de matorral podemos encontrar un endemismo
de las provincias de Málaga, Granada y Almería,
que fue descrito por primera vez para la Ciencia en el
Monte San Antón por el naturalista y botánico
suizo Pierre
Edmond Boisier, el Cytisus
malacitanus, incluida con la figura "casi
amenazada" en la Lista Roja de la Flora Vascular
de Andalucía.
En las laderas bajas del monte encontramos otra comunidad
vegetal que constituye el matorral de sustitución
que se produce por la degradación de la vegetación
climácica por efecto de distintas actuaciones que
tienden a empobrecer el ecosistema (prácticas agrícolas,
incendios, tala de árboles, etc.).
Este matorral está compuesto, entre otras, por
las siguientes especies: Coridothuimus capitatus (tomillo),
Satureja graeca, Helicanthemun hirtum, Teucrium polium
(Zamarrilla), Phlomis purpurea (Matagallos), Genista umbellata
(Bolina), etc.
Este matorral de degradación ó matorral
serial podemos encontrarlo también en algunas zonas,
mezclado con el anterior matorral climácico.
En estos matorrales encontramos otro endemismo de las
provincias de Málaga y Cádiz, y que también
está catalogada como "en peligro" en
el Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España,
la Sideritis reverchonii.
En la imagen de la izquierda, procedente de la publicación
del Observatorio de Medio Ambiente Urbano de Málaga
"Sistema de Indicadores de Biodiversidad para
el municipio de Málaga" podemos
observar el mapa del municipio con las especies endémicas
presentes en el mismo, y cómo las mismas se encuentran
distribuidas precisamente en la zona del Monte San Antón,
lo que nos puede dar una idea de la importancia de esta
relativamente poco extensa área del municipio.
Su importancia
botánica se comprende mejor si además observamos
el mapa publicado en este mismo estudio del OMAU, en el
que se recogen las especies vegetales amenadas del municipio
de Málaga y su distribución. Nuevamente
encontramos una relativa profusión de especies
amenazadas en este área relativamente poco extensa.
También hay en el monte otras zonas con suelo más
degradado y erosionado, de los que hay varios tipos principales,
y en los que aparecen especies como Phlomis lychnitis,
Brachypodium retusum, Dactylis glomerata y Stipa tenacissima
(esparto).
En las zonas más humedas, como en la Cañada
de San Antón ó en el Arroyo Jaboneros,
podemos encontrar representadas especies de ribera,
como Nerium oleander (Adelfa), Vitex agnus-cactus,
Vinca major, Equisetum ramossisimun, Imperata cilindrica,
Erianthus ravennae, etc.
También encontramos vegetación rupícula,
es decir flora asociada o ligada a rocas, que aparece
en lugares donde encontramos afloramientos de roca
desnuda, como en las cumbres y zonas más altas
y en los cortados o escarpes.
Entre estas especies encontramos entre otras muchas,
a Putoria calabrica, a Mucizonia hispida y a Fumaria
macrosepala, especie esta última también
descrita por primera vez en el Monte San Antón
por Boissier.
Entre estas especies rupícolas encontramos
un helecho, Cosentinia vellea, que presenta dos subespecies.
Una de estas subespecies se encuentra protegida como
“Vulnerable” por la Ley 8/2003, de 28
de octubre, de la Flora y Fauna Silvestres de Andalucía.
En
la Memoria para la Declaración del Monte San
Antón como Monumento Natural, encargada por
la Comunidad de Propietarios de la Urbanización
Pinares de San Antón con el fin de promover
la protección del monte, sus autores,
Oscar Noel Gavira Romero y Federico Miguel
Casimiro-Soriguer Solanas, realizaron
un estudio del estado de conservación de la
vegetación del monte siguiendo la metodología
para
la evaluación y valoración del paisaje
vegetal del profesor
de Biología Vegetal de la UMA, Andrés
Pérez Latorre. (Se puede hallar en Bibliografía
y Enlaces)
En este estudio se obtuvieron 7 unidades de
vegetación con características diferenciadas:
Unidad nº 1:
Aulagares densos con coberturas superiores al 75%,
dominados por aulagas y jaras blancas (Ulex parviflorus
y Cistus albidus), con pequeñas manchas de
coscojar con cobertura del 100%. En ambas formaciones
se observan numerosas encinas jóvenes, encinas
de mayor tamaño y algarrobos.
Valor fitobiológico notable (62 sobre 100).
Unidad nº 2: Mosaico
de matorral (Saturejo-Coridothymetum capitati) con
coberturas inferiores al 50%, pastizales nitrófilos
y suelo desnudo, con algarrobos muy dispersos.
Valor fitobiológico medio (51 sobre 100).
Unidad nº 3:
Tajos calizos verticales con comunidades rupícolas
de caméfitos y hemicriptófitos (Melico-Phagnalion
intermedii), comunidades de pteridófitos rupícolas
(Asplenietea petrarchae, Polypodietum serrulati) y
arbustos y árboles con comportamiento subrupícola
(algarrobos por ejemplo).
Valor fitobiológico notable (62 sobre 100).
Unidad nº 4:
Espartales y matorral (Saturejo-Corydothymetum capitati)
sobre lapiaz, con coberturas inferiores al 50%, y
de forma más puntual la comunidad de pteridófitos
rupícolas (Asplenietea petrarchae) y fenalares
(Phlomido- Brachypodietum). En esta unidad aparecen
las especies Sideritis reverchonii y Cytisus malacitanus.
Valor fitobiológico notable (68 sobre 100).
Unidad nº 5: Pinar
denso de Pinus halepensis con cobertura del 100%.
Bajo el dosel arbóreo se presenta una formación
de monte alto (Asparago-Rhamnetum) muy desdibujada
con cobertura inferior al 50% y fenalares (Phlomido-Brachypodietum).
Valor fitobiológico medio (43 sobre 100).
Unidad nº 6: Coscojar-lentiscar
(Asparago-Rhamnetum) con escobones (Cytisus malacitanus),
muy denso, cobertura del 100%, especies características
son Pistacia lentiscus, Quercus coccifera y Osyris
lanceolata.
Valor fitobiológico máximo (92 sobre
100).
Unidad nº 7: Mosaico de pastizales
ruderales, matorral (Saturejo-Corydothymetum capitati)
con Sideritis reverchonii, monte alto (Asparago-Rhamnetum)
y cerrillares (Lotononido-Hyparrhenietum) con restos
de arbolado superviviente del incendio de 1993, algarrobos
y olivos de una antigua explotación y pinos
(P. halepensis) de repoblación. Valor fitobiológico
medio (54 sobre 100).
En relación
a la vegetación del Monte San Antón
hay que hacer referencia a un Jardín
Protegido incluido como tal en el Catálogo
de Jardines Protegidos del PGOU, situado en la Hacienda
o Castillo de San Antón, y que rodea a la Ermita
de su mismo nombre. La entrada a este Jardín
se encuentra en la Avenida de las Palmeras nº
51 de la Urbanización Pinares San Antón.
El nombre en el Catálogo es "Castillo
San Antón" y en su valoración
dice "localizado en una de las estribaciones
salientes del Monte San Antón representa
un ejemplo de jardín paisajista, que recrea
distintos ambientes y busca la sorpresa hasta descubrir
las vistas que permite disfrutar desde su mirador"
Según la ficha técnica
del PGOU, que se puede encontrar en el apartado
de bibliografía y enlaces, el jardín
"se divide en tres niveles y ambientes
diferenciados que se separan por altos setos:
uno superior, prolongación de porches de
la edificación principal, una intermedia
que alberga una piscina, y una inferior de mayores
dimensiones que se cierra mediante cerrada vegetación
que oculta los límites creando un espacio
muy recogido.
En el extremo un sistema de muretes y sinuosas
escalinatas nos conduce hasta un mirador que nos
descubre su privilegiada posición y vistas
sobre toda la ciudad".
En el Jardín se encuentran 91 ejemplares
catalogados pertenecientes a 15 especies:
- Casuarina equisetifolia
- Cercis siliquastrum
- Ceratonia siliqua
- Cupressus sempervirens
- Dombeya cayeuxii- Ficus carica
- Ficus nitida- Jacaranda mimosaefolia
- Olea europaea
- Phoenix canariensis
- Phoenix datylifera
- Pinus halepensis
- Punica granatum
- Schinus molle
- Yucca elephantipes
Podemos
encontrar una interesante descripción de
la flora del monte en el artículo de Miguel
Ángel Barba López "Por qué
proteger el Cerro de San Antón o Buenavista"
que se puede encontrar en el apartado
de bibliografía y enlaces. Igualmente tambien
podemos encotrar información adicional
en los distintos libros que hablan sobre el monte
y que podemos encontrar en dicho apartado de bibliografía.
Respecto a la FAUNA DEL MONTE SAN ANTÓN,
es famoso el estudio que hizo ROSADO sobre los
vertebrados del monte en 1981 "Contribución
al estudio de los vertebrados del Cerro San Antón".
(En el apartado de enlaces podemos encontrar un
extracto de la Revista Jábega
nº 34, del año 1981 también,
con un artículo titulado "Los Vertebrados
del Monte San Antón" de los autores
L. M. Rosado, M. Blasco y J. M. Sánchez).
Silvema publicaría
unos años más tarde, en 1986, un
informe sobre los vertebrados del monte. En el
mismo, en casi todas las clases de vertebrados
(anfibios, reptiles, aves y mamíferos)
se incluye alguna y en algunos casos varias especies
más que en el estudio de Rosado.
Los invertebrados en cambio aún no se
han estudiado en profundidad, aunque si contamos
con un interesante catálogo de lepidópteros
diurnos del monte elaborado por la Asociación
Ecologista Silvema en el año 1986 en
el que se cuentan hasta 93 especies.
El listado de las especies de este catálogo
puede encontrarse en el apartado de "bibliografía
y enlaces".
Los profesores malagueños Teresa
Fernández, Arantza Plazaola, Dolores
Gálvez, Juan A. Valero, Arturo Fernández,
Ernesto Fernández y Juan C. Orozco, en
su libro "Por los caminos del Monte San
Antón" hacen
al principio del apartado de fauna, un comentario
sobre la frecuencia relativa entre especies
de vertebrados e invertebrados en distintos
ecosistemas, aludiendo a que probablemente en
San Antón se puedan encontrar varios
miles de especies de invertebrados.
En dicho apartado de fauna del mencionado libro
los autores nos muestran fotografías
de algunas especies de insectos, caracoles y
arácnidos muy frecuentes en el monte.
Según
el riguroso y profundo estudio de
Rosado publicado en 1981 y ya mencionado anteriormente,
"Contribución al estudio de los vertebrados
del Cerro San Antón",
entre los cuatro grupos de vertebrados estudiados
(anfibios, reptiles, aves y mamíferos)
aparecen en el Monte de San Antón 120 especies
distribuidas de las siguiente forma: cuatro especies
de anifbios, catorce de reptiles, 84 de aves y
18 de mamíferos.
-
ENTRE LOS ANFIBIOS
incluye a la rana común (Rana ridibunda),
al sapillo pintojo (Discoglossus pictus), y los
sapos común o corredor (Bufo bufo y Bufo
calamita). (en el artículo de la revista
Jábega que se puede encontrar en el apartado
de enlaces aparecen descritos los lugares del
cerro en los que se han registrado avistamientos
de ejemplares de las distintas especies ó
en otros casos, los lugares donde se pueden encontrar
ó son más abundantes o frecuentes).
- ENTRE LOS REPTILES Rosado
incluye 14 especies, grupo más abundante
en especies que los anfibios, dada su mayor adaptación
a la escasez de agua, de la que muestran una mayor
independencia.
En el grupo de los ofidios se encuentran la culebra
viperina (Natrix maura), la culebra bastarda (Malpolon
monspessulanus), la culebra de herradura (Coluber
hippocrepis) y la culebra de escalera (Elaphe
scalaris).
Entre los
lacértidos incluye al lagarto ocelado (Lacerta
lepida), la lagartija ibérica (Podarcis
hispánica), la lagartija cenicienta (Psammodromus
hispanicus), la lagartija colirroja (Acanthodactylus
erythrurus) y la lagartija colilarga (Psammodromus
algirus).
Entre los
gecónidos incluye a las dos especies de
salamanquesas españolas, la salamanquesa
verrucosa (Hemidactylus turcicus) y la salamanquesa
común (Tarentola mauritanica).
También
aparecen representados otros grupos de reptiles,
como los anfisbénidos con la culebrilla
ciega (Blanus cinereus) y los escincidos con el
eslizón ibérico (Chalcides bedriagai).
Por último, en el grupo de los reptiles
se encuentra el amblemático camaleón
común (Chameleo chamaleon). Esta especie
está designada como de “Interés
especial” según el Catálogo
Nacional de Especies Amenazadas y “En
peligro” según el Libro Rojo
de Vertebrados de España.
Ya en un antiguo
estudio realizado por la AMA de la Junta de
Andalucía en 1991, se incluía
al Monte de San Antón en el “Catálogo
de Zonas de Especial Interés para el
Camaleón”.
En
marzo de 2011 el Área de Medio Ambiente
del Ayuntamiento de Málaga presentó
el proyecto "Centro de Control del Camaleón"
ó "Centro de Conservación
y Recuperación del Camaleón
común".
Este proyecto fue premiado por el Ministerio
de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y
la Federación Española de Municipios
y Provincias en la convocatoria del II Concurso
de Proyectos para el Incremento de la Biodiversidad.
En el Proyecto se proponía la creación
de un Centro de Control de la Biodiversidad,
en el entorno de las instalaciones que acogen
al Centro Zoosanitario Municipal dependiente
del Área de Medio Ambiente, con el
fin de desarrollar actuaciones encaminadas
a preservar e incrementar las poblaciones
de Camaleón común (Chamaleo
chamaleon) en espacios de interés ambiental
existentes en el municipio de Málaga:
Monte San Antón, Monte Victoria, Morlaco
y Monte Gibralfaro.
Se pretendía que el Centro se convirtiera
en un centro de operaciones a partir del cual
se canalizarían las propuestas y líneas
de trabajo establecidas por el Área
de Medio Ambiente, contando con el asesoramiento
del Centro de Cooperación del Mediterráneo
de la UICN y de la propia Delegación
de Medio Ambiente. Desde este Centro se llevarían
a la práctica las acciones más
adecuadas encaminadas a la recuperación
de las comunidades de Camaleón, la
protección de sus hábitats y
la interconexión de los mismos a través
de la creación de corredores ecológicos.
Este Centro comenzó efectivamente a
funcionar, habiéndose realizado desde
entonces periódicas sueltas de ejemplares
en las zonas escogidas para la actuación.
Los motivos para la elección de los
espacios para la suelta responden al protocolo
de actuaciones para la conservación
del Camaleón común en Andalucía
de la Consejería de Medio Ambiente,
que establece el deber de realizar la liberación
teniendo en cuenta la zona de procedencia,
y en espacios donde se garantice su conservación
a largo plazo.
Entre estos espacios diana se encuentran por
ejemplo el Monte Victoria, Las Colinas del
Limonar, el Monte de San Antón y el
entorno del propio Centro de Control de la
Biodiversidad.
La recuperación de los ejemplares de
Camaleón común, se realiza en
el Centro de Conservación y Recuperación
del Camaleón común, ubicado
en el Centro Zoosanitario Municipal que tiene
dos áreas: en primer lugar existen
unas dependencias específicas centradas
en la recepción y recuperación
de los ejemplares que lleguen al Centro en
condiciones sanitarias deficientes o cuyo
hábitat esté alterado o degradado
como consecuencia de factores diversos.
Una vez que los ejemplares se han recuperado,
se trasladan a la zona de recreación
de hábitats, (superficie exterior en
la que se recrea, mediante la instalación
de una cobertura vegetal constituida básicamente
por retama, y pastizal con especies terófitas,
algunos de los hábitats típicos
y más característicos del camaleón),
en donde en régimen de semilibertad
se observa su adaptación al medio natural
para garantizar su optima recuperación
y su superviviencia en su hábitat natural.
Se han colocado un total de 26 señales
indicativas de los hábitats naturales
del Camaleón común.
Las señales cumplen una doble función,
sensibilizar a los ciudadanos de la presencia
de la especie y alertar a los conductores
de la zona con objeto de disminuir el número
de atropellos.
Se corresponden ambas funciones con dos líneas
de actuación del proyecto: Programa
de sensibilización y concienciación
ambiental y programa para disminuir las amenazas
a la que se ve sometida la especie.
Las señales se han distribuido en las
siguientes zonas: Gibralfaro,
Morlaco, Monte Victoria-Miramar, Norte del
Parque Clavero, Zona Zoosanitario municipal,
Monte San Antón y Parque Lagarillo
Blanco y Camino de los Almendrales.
En el apartado de enlaces y bibliografía
se puede encontrar mayor información
de este tema.
Continuando
con el estudio de Rosado de 1981, "Contribución
al estudio de los vertebrados del Cerro San
Antón",
LAS
AVES REPRESENTADAS EN EL MONTE SAN ANTÓN
se pueden dividir en cuatro grupos; aves sedentarias,
que permanecen todo el año, estivales,
solo están en el monte durante la primavera
y el verano, invernantes, que solo están
durante el otoño y el invierno, y las
aves de paso, que se pueden observar durante
las migraciones.
Entre las aves sedentarias, presentes durante
todo el año en el Monte de San Antón,
se encuentran el cernícalo vulgar (Falco
tinnunculus), el carbonero común (Parus
major), roquero solitario (Monticola solitarius),
curruca cabecinegra (Sylvia melanocefhala),
Jilguero (Carduelis carduelis), Verdecilo
(Serinus serinus), Verderón comun (Carduelis
chloris) y el mirlo común (Tardus merula).
Entre las aves estivales del monte (en
el rango de abril a octubre) se encuentran
la golondrina común (Hirundo rustica),
el vencejo común (Apus apus), la
tórtola común (Streptopelia
turtur), el mosquitero papialbo (Philloscopus
bonelli), el cuco (Cucuius canoras) y la
abubilla (Upupa epops) entre otros.
Acentor
Alpino
Dentro de estos dos grupos, el de las aves
sedentarias y las estivales, está
el grupo de aves nidificantes en el Monte
San Antón, del que se ha comprobado
seguro un número de 20 especies,
además de otras 12 especies que se
consideran como posibles que nidifiquen
en el propio cerro.
En este grupo destacan por ejemplo el águila
azor-perdicera (Hieraaetus fasciatus), con
una pareja que se reproduce con normalidad,
así como el búho real (Bubo
bubo) y la lechuza común (Tyto alba).
Entre las aves invernantes (con presencia
en el monte desde octubre a marzo) encontramos
al petirrojo (Eritnacus rubecula), el colirrojo
tizón (Phoenicurus ochruros), el
avión roquero (Hirundo rupestris),
el lugano (Carduelis spinus), el zorzal
común (Turdus philimelos), el mosquitero
común (Phylloscopus colyibita) y
el acentor alpino (Prunella collaris), siendo
el Monte San Antón el único
lugar costero de Andalucía donde
inverna.
En el grupo de las aves de paso aparecen
entre otras, el colirrojo real (Phoenicurus
phoenicurus), el zarcero cumún (Hippolais
polyglotta), el milano negro (Milvus nigrans),
el ratonero común (Buteo buteo),
el águila calzada (Hieraetus pennatus)
ó el águila perdicera (Hieraetus
fasciatus) que vemos a la derecha..
En el
GRUPO DE LOS MAMIFEROS se
han encontrado 18 especies, distribuidas
de la siguiente manera:
Tres especies
de insectívoros, el erizo común
(Erinaceus europaeus), la musaraña
común (Crocidura russula) y la musarañita
(Suncus etruscus).
Cinco
especies de roedores, la rata de agua (Arvícola
sapidus), el ratón casero (Mus musculus),
el ratón de campo (Apodemus sylvaticus),
la rata común (Rattus norvegicus) y
la rata campestre (Rattus rattus).
Dos especies
de quirópteros, el murciélago
común (Pipistrellus pipistrellus) y
el murciélago ratero (Myotis myotis).
Dos lagomorfos, el conejo común (Oryctolagus
cuniculus) y la liebre común (Lepus
capensis).
Seis carnívoros, el zorro común
(Vulpes vulpes), la jineta común (Genetta
genetta), el tejón común (Meles
meles), el turón común (Mustela
putorios), la garduña (Martes foina)
y la comadreja (Mustela nivalis).
Además de estos citados, son esporádicas
las incursiones del jabalí (Sus scrofa)
procedente del cercano Parque Natural Montes
de Málaga.
Si comparamos el número de especies
representadas en el Monte San Antón
frente a las aproximadamente 150 especies
presentes en el Parque Natural Montes de
Málaga vemos que la biodiversidad
que presenta el cerro es notable, a pesar
de contar con una extensión relativamente
muy pequeña y una proximidad muy
acusada a la ciudad lo que lleva aparejada
una gran presión e influencia humanas.
Desde la Playa de la Malagueta
El Monte San Antón se puede considerar una verdadera joya
paisajística de la ciudad de Málaga, tanto como hito
natural de enorme belleza visible desde la ciudad, como de mirador
natural de primera magnitud para observar desde sus cimas a la capital
de la Costa del Sol.
A esta potencia paisajistica se unen un buen número de singularidades
importantes de tipo histórico, geológico, biológico
y humano, todas ellas de gran valor, que hacen bueno el dicho de que
para conocer la ciudad de Málaga hay que subir al Monte San
Antón.
Si se dispone de vehículo es fácil el acceso, y su cercanía
a la ciudad y sus dimensiones intermedias hacen que se pueda disfrutar
de la subida a una verdadera y preciosa montaña con que se
disponga solo de un par de horas.
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