Proponemos
dos rutas básicas de subida, aunque de ambas pueden derivarse
algunas posibles variantes: la primera sube directamente por la ladera
sur del monte, de manera directa y sencilla, salvando 100 metros de
desnivel en aproximadamente medio kilómetro de recorrido longitudinal,
mientras que la segunda alternativa nos lleva por el Arroyo Teatinos
hacia el norte, bordeando el monte por occidente, y accediendo a la
cumbre del Tortuga por el norte.
Los dos itinerarios son fáciles de realizar y en Málaga
desde sus Cumbres los encuadramos a ambos como rutas verdes.
En la subida por la directa se realiza un trayecto de un kilómetro
en total, en una subida sin ninguna dificultad, excepto en la trepada
a la corona dolomítica cimera, y en la que en todo momento tenemos
contacto visual con la cumbre.
Esta subida se puede hacer en solo un cuarto de hora o 20 minutos.
La subida por el Arroyo de Teatinos necesita algo más tiempo:
en general y si no nos detenemos mucho, puede hacerse fácilmente
en menos de una hora.
No obstante este recorrido nos llevará por interesantes lugares
de nuestro municipio en los que seguramente nos gustará emplear
más tiempo para poder disfrutar del paisaje y los puntos de interés
que nos muestra.
La distancia en esta segunda ruta es de unos 2,5 kilómetros longitudinales
o algo más según si deambulamos más o menos por
los distintos lugares a los que puede uno acercarse, como el Acueducto
de Dos Ojos o la Mina de Agua del Almendral del Rey.
El desnivel acumulado es también un poco mayor, ya que a los
100 metros netos de la subida a la cumbre hay que añadirle que
el camino presenta algunos pequeños altibajos, tratándose
en cualquier caso de solo unas pocas decenas de metros más.
Justo en la entrada al Cerro por esta parte,
en esta zona más baja, lindando con el Camino de Antequera
y con la Residencia Castañón de Mena, se han encontrado
los restos arqueológicos de una conducción de aguas
de origen romano que va desde el Arroyo Teatinos junto a la Residencia,
hacia oriente, llegando a sobrepasar un antiguo caserío que
habría en esta parte baja de la ladera, junto a la carretera.
El Yacimiento está incluido en el Catálogo de Protección
Arqueológica del Plan General de Ordenación Urbana
de Málaga con la figura de Zonificación Arqueológica
de Tipo 3, lo que quiere decir que es una zona de vigilancia arqueológica
y que para realizar cualquier movimimiento de tierras o realización
de obras, la actividad deberá estar supervisada por un técnico
arqueólogo.
Si durante la obra el técnico observara cualquier vestigio
de interés científico cultura, la zona pasaría
automáticamente a zona de sondeos para su estudio e investigación.
Esta zona, de unos 9000 m2, está incluida en cualquier caso
en el área más amplia del BIC del Cerro de la Tortuga
(Bien de Interés Cultural en el contexto de la Ley de Patrimonio
Histórico de España).
La infraestructura en sí consiste en una pequeña canalización
en forma de canal con una base de piedras careadas con mortero de
cal y arena, construido sobre el sustrato arcilloso.
Se puede encontrar mayor información sobre la misma en el
"Informe arqueológico del colector romano de agua de
la ladera suroeste del Cerro de la Tortuga." de 1998, elaborado
por MUÑOZ GAMBERO, J.M.
Claras y marcadas veredas nos conducen hacia la cumbre ascendiendo
suavemente durante todo el recorrido, de forma que
excepto en alguna ocasión en que la pendiente se acentúa
un poco más, resulta una subida poco intensa si nos lo tomamos
con la calma adecuada.
En realidad la ladera sur del monte
es en general un entorno en el que podemos movernos con cierta libertad
dirigiéndonos progresivamente hacia arriba.
Podemos desplazarnos hacia oriente u occidente según prefiramos
en cada momento, ya que la cumbre es siempre visible y marca una
referencia inconfundible de hacia dónde debemos dirigirnos
finalmente.
Nosotros proponemos tomar en la parte baja o media de la subida,
alguna vereda que se bifurque y nos conduzca ligeramente hacia el
este, de forma que nos acercaremos a un pequeño valle jalonado
de olivos. Esta cañada aparece como un diminuto arroyo de
escorrentías en algunos mapas de la zona. Encontramos restos
de un antiguo olivar que va desde la parte baja, junto a la Urbanización
La Florida hasta la parte alta del monte, junto a la propia corona
de la cumbre.
Podemos luego seguir asendiendo por una vereda paralela al valle
y más arriba, si queremos, podemos cruzarlo y llegarnos a
esta zona elevada intermedia que denominamos como promontorio128,
es decir, una elevación de 128 m. de altura, desde podremos
ver una perspectiva interesante de la cumbre del monte..
Volviendo hacia
la corona dolomítica, encontraremos fácil acceso a la
cima en su lado sur, junto a la valla que separa estas praderas de
la zona boscosa de Castañón de Mena.
En la imagen de la izquierda vemos una gran profusión de flores
de Convulvulus alteoides o Correhuelas junto a la corona cimera.
La corona es relativamente fácil de subir, siendo necesario
trepar solo en algún momento puntual. Si es importante mantener
la concentración para no dar un traspiés con el que
podríamos hacernos bastante daño.
Enseguida llegamos a la pradera de la pequeña meseta de la
cumbre, donde veremos restos del Yacimiento Íbero-Púnico
de su cima.
El Yacimiento fué hallado en 1959 por el arqueólogo
malagueño Juan Manuel Muñoz Gambero, descubridor también
del Yacimiento Fenicio de Cerro del Villar entre otros.
El Templo y la Necrópolis Ibero-Púnica del Monte de
la Tortuga es el más importante de la penísnua iberica
en su genero.
En la parte más alta del monte se encontraría
el templo o santuario y el resto de las construcciones y la necropolis
estaría repartido en torno a la cumbre.
Estuvo activo desde el año 550 ac (tres siglos despues de la
fundacion de malaca por los fenicios) hasta el final del siglo I antes
de la llegada de los romanos
En el poblado hubo casas y viviendas, una torre de vigilancia, y en
los alrededores, más de 300 tumbas, muchas de ellas aún
no excavadas.
Los restos encontrados se encuentran en la sección de arqueologia
del Museo de Málaga (entre otros muchos hallazgos, se han encontrado
anforas, una enorme cantidad de cerámicas, objetos de cobre,
bronce, esculturas de barro con formas femeninas, un famoso pebetero
encontrado por los alumnos de la cercana Universidad Laboral, fechado
seguramente en el siglo II ó III antes de Cristo, etc.
Parece ser que el poblado se construyó con rocas procedentes
de excavaciones realizadas en las partes bajas del cerro, de las que
aún perduran las huellas.
Sufrió al menos dos incendios, uno del que
se recuperó y posteriormente otro mayor que acabó con
el poblado a finales del siglo I.
En la imagen de la izquierda vemos al arqueólogo malagueño
en la cumbre del Tortuga 55 años después de sus primeros
trabajos en el cerro.
Artículo en el Diario La Opinión de Málaga: 2.500
años de Historia y 47 de abandono
Hay otra manera fácil de subir hasta la cima desde la base
de la corona dolomítica cimera que nos permitirá ver
algunas cosas interesantes: girando hacia el oeste y pasando por un
boquete de la valla que encontraremos justo en la base de la corona,
la vereda nos irá conduciendo entre pinos canarios, cipreses
de varias especies y pinos carrascos, mientras vamos rodeando la corona
dolomítica.
Si nos fijamos en las rocas de esta zona podremos encontrar algunos
tornillos y presas artificiales de escalada colocadas por deportistas
para su entrenamiento. Existía
una pequeña zona extraplomada que colapsó hace no mucho
tiempo, finales de 2012 o principios de 2013, desplomándose
un gran trozo de roca que aún hoy se puede contemplar derruido.
Desde la zona occidental de la corona hay varias pequeñas veredas
por las que accederemos a la propia cumbre del Monte.
El Itinerario comienza en el Camino de Antequera,
junto a la Residencia Militar Castañón de Mena. Veremos
que al oeste de este edificio hay una gran parcela de césped,
bordeado en su lado occidental por una espesa masa de árboles
de mimosas.
Hay varios caminos que podemos tomar inicialmente para dirigirnos hacia
el cauce del Arroyo Teatinos, el cual viene hacia nosotros en dirección
norte sur pasando a occidente de la Residencia Militar y queda embovedado
a la altura de dicha Residencia, unos metros antes de cruzar con el
Camino de Antequera.
Si estamos en esta zona de césped podemos por ejemplo dirigirnos
hacia las mimosas y buscar algún hueco a través del cual
accederemos a un espacioso camino que discurre entre este notable bosquete
de esta especie vegetal.
Estas comunmente denominadas mimosas,
pertenecen al género Acacia, muchas de cuyas especies provienen
de Australia y que luego han sido abundantemente usadas en jardinería
para distintos usos.
Estas que encontramos en el entorno del Arroyo Teatinos en la zona del
Camino de Antequera, florecen en primavera, con un estallido amarillo
vivo que inunda toda la zona baja del occidente de Castañón
de Mena.
Vale la pena venir a dar una vuelta por la zona aunque solo sea para
pasear por el interior de este pequeño bosque de mimosas en floración.
Estas mimosas se encuentran profusamente distribuidas también
en otras muchas partes del distrito, como por ejemplo en el entorno
de la Universidad de Málaga.
Fueron plantadas en la época de construcción de la UMA
y de la propia residencia Castañón de Mena en los años
80, una época en se comenzaba la urbanización e influencia
humana en la zona.
El sendero atraviesa este pequeño bosque de mimosas, dejando
a la derecha la Residencia MIlitar.
Junto al camino que seguimos, vemos aparecer en seguida el cauce del
Arroyo Teatinos, uno de los protagonistas indiscutibles de la primera
parte de esta ruta. El Arroyo procede de las zonas sureñas de
la Sierra de Verdiales, situada más al norte, y queda enbovedado,
es decir, encauzado bajo tierra, justo a la altura de la Residencia
Militar, de manera que a partir de esta zona no interfiere con la vida
de la ciudad, al encontrarse soterrado.
En este primer tramo del itinerario, junto a Castañón
de Mena, podemos encontrar un interesante puente sobre el Arroyo. Este
puente data del siglo XVI y forma parte de la canalización de
la Primera Traida de Aguas de la historia a la ciudad de Málaga.
Estas aguas procedían en primera instancia de la Mina del Almendral
del Rey, situada a unos 750 metros aguas arriba del propio Arroyo de
Teatinos, y que tendremos la suerte de poder ver más adelante.
A las aguas de esta Mina del Almendral se le unieron luego otras, y
en conjunto se llamaron las Aguas de la Trinidad, ya que entraban en
la ciudad en una alcubilla situada en el actual Convento de la Trinidad.
El conjunto se encuentra inscrito en el Catálogo de Yacimientos
Arqueológicos del municipio que puede encontrarse en el apartado
de enlaces. También se puede encontrar mayor información
en en apartado de Introducción al Monte de la Tortuga.
Es posible cruzar el arroyo pasando de pié sobre este pequeño
puente, en el que si nos fijamos podremos ver en la parte superior partes
y tramos de la deteriorada tubería que, incluida en la estructura
del puente, permitía cruzar el Arroyo de Teatinos a las aguas
procedentes de la Mina del Almendral del Rey, que veremos más
adelante en nuestra ruta.
Esta tubería discurría por la margen derecha del arroyo
según baja (podremos ver algunos tramos durante nuestro recorrido),
y en este puente pasaba a la margen izquierda para bordear lo que actualmente
es Castañón de Mena y pasar a la zona de Granja Suárez
y Florisol.
En este primer tramo también encontramos desde el principio la
presencia de uno de los bosques de nuestro municipio, y que aparece
como masa boscosa en el propio PGOU de Málaga, formado mayoritariamente
por Pino Carrasco, aunque tambien encontramos algarrobos, almendros,
cipreses, pinos canarios, olivos y otras especies arbóreas.
El bosque, incluyendo las zonas que encontraremos luego en las partes
altas del Monte de la Tortuga fue plantado paralelamente a la construcción
de la propia Residencia Militar durante los años 80.
En las zonas de ladera en la parte norteña del cerro, por donde
pasaremos durante nuestro recorrido a partir de la zona del Picadero
de la Ermita y una vez abandonado el cauce del arroyo, veremos como
el bosque aparece marcadamente abancalado en terrazas que pretenden
evitar la erosión del terreno y afinazar el agarre de los plantones
introducidos.
Continuando nuestro camino hacia el norte, podremos avanzar y ascender
fácilmente por la margen occidental del arroyo.
A la izquierda de nuestro camino tenemos la Finca Cabello, que antiguamente
incluía al propio Monte de la Tortuga y que presenta aún
una gran superficie actualmente no urbanizada, con numerosos y grandes
olivos, algunos almendros y una extensa red de pequeñas veredas.
En esta finca encontramos un buen número de edificios pertenecientes
a la Urbanización Cabello.
Durante muchos años, la parte de Finca Cabello más cercana
al arroyo se encontró incluida en distintos planes y proyectos
del Ayuntamiento de Málaga que pretendía su puesta en
valor y el aprovechamiento y disfrute por parte de los ciudadanos
de esta importante zona de nuestro municipio: naturaleza, espacios
abiertos, arroyo con agua fluyente, bosque, y todo ello situado de
forma adyacente a la urbe en un entorno de una importancia de primera
magnitud histórica para Málaga.
El proyecto incluía la conservación y protección
de la urbanización, de la zona del propio Arroyo Teatinos,
que contiene numerosísimos vestigios de las estructuras que
sirvieron para la primera traida a la ciudad de Málaga de las
Aguas de la Trinidad (aparte de construir y edificar viviendas en
parte de la Finca Cabello).
Durante la primavera del año 2018 efectivamente se ha comenzado,
después de muchos años, a acometer la urbanización
de la buena parte de la zona, con la construcción de nuevas
carreteras y adecuación de los terrenos para su uso y habitabilidad.
Esperamos que el importantísimo patrimonio histórico
sea conservado en su totalidad (así parece a fecha actual),
así como el cauce y la estructura hidrológica del Arroyo
Teatinos.
El Arroyo Teatinos puede,
aún en la actualidad, llevar agua incluso durante meses si
el año es lluvioso, siendo aún hoy día un cauce
completamente vivo y funcional hidrológicamente hablando.
Junto con el Arroyo
El Cuarto y el Arroyo Las Cañas, constituyen los Arroyos que
vertían en la llanura de unos 100 kilómetros
cuadrados situada entre la desembocadura de los Ríos Guadalmedina
y Guadalhorce (de una gran importancia ecológica y actualmente
con carácter de protección en el PGOU de Málaga).
La gran torrencialidad de los ríos, unido al aumento de aguas
vertidas provinientes de estos arroyos incrementaron durante décadas
la peligrosidad de inundaciones en la zona oeste de la ciudad.
Aunque el Guadalmedina se reguló
de forma prácticamente completa con la construcción
de la Presa del Limonero y el Guadalhorce estaba ya regulado en la
parta alta del cauce con los Pantanos del Conde de Guadalhorce, este
último río no lo estaba en toda la parte baja de su
cauce, lo que unido a los aportes de los mencionados arroyos produjo
algunas importantes inundaciones que aún mucha gente recuerda,
como la de 1989, tras la que se acomentió entre otras actuaciones,
el encauzaciento del Río Guadalhorce en su tramo final y el
enbovedado del Arroyo el Cuarto y posterior construcción del
actual Parque del Norte y de los jardines del barrio que lleva el
nombre del arroyo.
La zona que nos ocupa presenta
además la importante singularidad en el aspecto hidrológico
de ser el límite de cuencas hidrográficas, la línea
divisoria de aguas hacia los dos principales ríos de nuestro
municipio: hacia occidente de estos cerros y montes las aguas que
vierten y desembocan en un río principal lo hacen en el Río
Guadalhorce, mientras que de la cuerda cimera (Cumbre del Tortuga
- Cota 169 - Cerro Cabello, etc) hacia oriente, las aguas vierten
y desembocan al Río Guadalmendina. En ambos lados de la divisoria
de cuencas algunos de los arroyos vierten o vertían originalmente
de forma directa al mar en una extensa llanura aluvial existente
entre estos dos grandes ríos municipales, como por ejemplo
los propios Arroyos Teatinos y El Cuarto.
Según vamos ascendiendo por el Arroyo Teatinos hacia el norte,
podremos encontrar distintas obras realizadas con rocas para el acondicionamiento
del cauce con el fin de evitar el arrastre de materiales y la erosión
producida por las fuertes escorrentías.
En el margen oriental podemos ver en muchos lugares la valla de
deslinde del arroyo, separando la Finca Cabello de la zona militar.
En la margen occidental encontramos continuos vestigios de las conducciones
de las Aguas de La Trinidad, viendo fácilmente en numerosos
lugares, restos de las antiguas tuberías, en algunos de cuyos
tramos podemos ver las canalizaciones paralelas que llevaban las aguas
que provinientes de la ladera del Cerro Cabello se unieron posteriormente
a las de la Mina del Almendral del Rey.
Así mismo podemos ver numerosas alcubillas que dieron nombre
a la finca durante tiempos pasados, la Finca de las Alcubillas.
Como hemos dicho, en la actualidad la zona se encuentra en obras,
aunque esperamos que se conserven la inmensa mayoría de estas
estructuras situadas casi todas ellas de forma adyacentes al cauce
del Arroyo Teatinos.
Primeras infraestructuras y conducciones de la Historia para
la traida de aguas a la ciudad de Málaga: Mina del
Almendral del Rey y conjunto de alcubillas y canalizaciones
de las Aguas de la Trinidad
En la zona que nos ocupa se realizaron las primeras captaciones
y conducciones de la historia, para abastecer de agua a la
ciudad de Málaga. Estas primeras infraestructuras de
ingeniería se efectuaron en el siglo XVI, época
en la que debido a distintos factores históricos comenzó
un periodo de necesidades de agua potable para la ciudad que
continuaría hasta el siglo XX y en realidad hasta casi
este siglo XXI.
En épocas más antiguas parece
ser que el abastecimiento de agua para los ciudadanos no resultó
un problema, o al menos no aparecen citas históricas
que hablen de necesidades o penurias, y además no se
han encontrado restos de infraestructuras que mostrarían
que de alguna manera se hubiera tratado de paliar la escasez.
Hasta las guerras de la Reconquista que se produjeron hace
unos 5 siglos, el Río Guadalmedina llevaba agua todo
el año y su cauce era limpio y estable debido a la
gran cubierta vegetal mediterránea que tenía
su cuenca hidrográfica. Los habitantes de la ciudad
se abastecían de distintos pozos (de ahí vienen
los nombres de algunas calles, como la de Pozos Dulces o la
antigua Calle del Agua), aprovechaban las aguas de arroyos,
como por ejemplo el Arroyo Calvario que bajaba por Calle Granada,
y también del propio Rio Gualdamedina (por aquel entonces
Málaga era muchísimo más pequeña
que ahora y estaba concentrada en la zona del Casco Histórico,
teniendo supuestamente una población menor a los 20000
habitantes).
En este sentido resulta muy gráfico
el acuerdo del Ayuntamiento de Málaga en 1490, solo
tres años después de la conquista de la ciudad
por los Reyes Católicos que decía que "ningún
ganado tubase las aguas del río porque usando de ellas
los vecinos era justo que estuviesen puras".
En las batallas de la Reconquista
y los años inmediatamente posteriores se produjo una
intensa y casi absoluta deforestación de la cuenca
del Río Guadalmendia debido principalmente a dos factores:
por una lado, en estas batallas se usaban frecuentemente la
tala y quema de los bosques como técnicas de guerra.
Por otro lado, tras la finalización de la guerra se
prodeció al reparto de tierras entre las gentes que
acompañaban a los guerreros cristianos, tierras que
en su mayoría se dedicaron a los cultivos de la vid,
almendros y olivos entre otros, y para lo que hubo que cortar
casi todos los bosques que sobrevivieron a la guerra.
Al perder la cuenca hidrográfica
del Río Guadalmendina su cubierta forestal, las aguas
de las lluvias se iban de nuestros montes por la superficie
del suelo, en escorrentía, en lugar de penetrar en
las capas de tierra e ir saliendo lentamente hacia los arroyos
y finalmente hacia el río. Así, después
de llover, los caudales crecían torrencialmente, lo
que produjo durante siglos las famosas y graves inundaciones
periódicas en la ciudad de Málaga. Los Montes
perdían su comportamiento "esponjoso" al
no tener bosques, y mientras que antes el caudal se mantería
en verano, despues de la deforestación el Guadalmedina
se convirtió en un río completamente estacional.
La fuerza de las aguas y la ausencia de vegetación
protectora provocaban además una fuerte erosión
en las zonas altas de la cuenca hidrográfica, con el
consiguiente transporte de materiales del suelo hacia zonas
bajas.
Todo esto hizo que el lecho
del Guadalmendina se fuera aterrando paulatinamente, perdiendo
en solo unos 50 años el cauce limpio y profundo, permanente
en invierno y verano, y que tenía antes una profundidad
de unas cuatro varas por debajo del nivel de las calles, dejando
así el río de constituir una fuente permanente
de agua potable para los malagueños.
Así, en el siglo XVI se inician las primeras obras
de ingeniería civil para llevar agua del exterior de
la urbe hacia la ciudad de Málaga.
En su trabajo "Implantación
y desarrollo de las infraestructuras de los servicios urbanos
esenciales en la ciudad de Málaga" los ingenieros
de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Julio García
Villanova y Alberto Serón de la Torre, dicen lo siguiente:
"En
una aproximación conceptual a la terminología
actual, puede decirse que el abastecimiento de agua a Málaga
se inicia con las llamadas Aguas de la Trinidad que corresponden
a la traída por medio de tuberías de aguas alumbradas
por galerías excavadas en la margen derecha del arroyo
de Teatinos (mina del Almendral del Rey) incorporándose,
más tarde, el manantial del arroyo de la Culebra o
arroyo de las Cañas.
Las canalizaciones estaban compuestas por tubos de cerámica
cocida de unos 15 cm. de diámetro interior, machihembrados
y con una longitud del orden de medio metro.
Las aguas procedentes de ambos manantiales, se reunían
en la Alcubilla de la Granja de Suárez y desde aquí
iban a otra situada en las cercanías de la actual calle
Sierra de Alcaraz; a continuación bajaban hasta el
“arca” de la Trinidad, junto al cerramiento del
antiguo Convento y después Cuartel de dicho nombre.
La siguiente alcubilla se hallaba —y se halla—
en la confluencia de la Avda. Gálvez Ginachero y Arroyo
de los Ángeles. Terminaba la canalización en
el “arca” de la plaza de Montaño. En total,
la longitud del acueducto superaba los 10 Km. de tuberías
y para la captación, se había excavado casi
un kilómetro de galería.
En una obra de reurbanización realizada en la calle
Venegas, próxima al Camino de Suárez, pudimos
localizar esta canalización compuesta por múltiples
tubos que presentaban sus secciones colmatadas en más
del 50 % debido a depósitos cristalizados de las sales
disueltas en el agua.
La distribución se hacía desde las arcas por
medio de nuevas tuberías a fuentes públicas
o a nuevas arcas de reparto. Las pocas casas particulares
que disponían de agua procedentes de este sistema,
se alimentaban a través de tuberías, generalmente
de plomo, que partían desde el arca más cercana
de tal manera que de cada una de estos repartidores salían
tantas tuberías como usuarios hubieran conectados a
ella".
A este sistema de abastecimiento se
le llamaba "Aguas de la Trinidad" porque la entrada
a la ciudad se hacía en una Alcubilla situada en el
Convento de la Trinidad, tras el arco de entrada a la Plaza
del Convento.
Durante dos siglos y medio constituyó
el único sistema de abastecimiento de aguas exteriores
a la ciudad (hasta que en 1782 el Obispo Molina Larios encargó
a su Arquitecto Martín Aldehuela la construcción
del Acueducto de San Telmo).
A partir de este momento, las Aguas de la Trinidad y el Acueducto
de San Telmo fueron conjuntamente y durante aproximadamente
un siglo, las infraestructuras de abastecimiento de agua a
la ciudad, hasta que a finales del siglo XIX se abandonaron
definitivamente y se comenzaron las primeras traidas de aguas
de los manantiales de Torremolinos. Las Aguas de la Trinidad
dejaron de usarse debido principalmente al deterioro sistémico
de las infraestructuras por el desconocimiento de los técnicos
municipales para llevar a cabo un correcto mantenimiento:
las conducciones sufrían una gran obstrucción
además de una gran pérdida de caudal en las
cañerías principales, lo que reducía
considerablemente el aporte y funcionalidad del sistema.
Las primeras obras de este sistema de abastecimiento se realizaron
en el siglo XVI al efectuar las captaciones de aguas en la
margen derecha del Arroyo Teatinos,
en la Mina de Almendral del Rey,
situada a unos 750 metros aguas arriba desde la confluencia
con el Camino de Antequera. Las coordenadas de la Mina son
4º 27' 36'' W - 36º 44' 2'' N.
Don Manuel Olmedo Checa en su artículo "Las Aguas
de la Trinidad: Manantiales de la Culebra y del Almendral
del Rey" publicado en la Revista Jábega nº
48 del Centro de Ediciones de la Diputación Provincial
de Málaga, describe así la mina: "Se
accede a la mina principal por una angosta y pendiente escalera
con 34 peldaños, que desemboca en una rotonda de 3,40
metros de diámetro y a 3,75 metros de altura, cuyo
suelo está a 7 metros de rpfundidad cerrada por una
cúpula.
A esta rotonda llega una pequeña mina de 0,63 metros
de anchura y 1,40 metros de altura total, cuya cubierta es
una bóveda de cañón conformada por arcos
cerámicos. En su suelo, un pequeño canal sirve
de recogida de las aguas que aún mana tanto de los
mechinales situados a ambos lados de la mina como del receptáculo
existente al final de misma, a una distancia de 26 metros.
De
la izquierda de la rotonda parte la galería pricipal
que tiene una traza sensiblemente paralela al curso del arroyo
y una longitud de más de 600 metros. En la superficie
del terreno, numerosas lumbreras o pozos de registro jalonan
su recorrido. Algunos de ellos aún tienen sus cierres
de piedra en forma troncopiramidal. Darán nombres así,
a estos terrenos, Finca de las Alcubillas"
Las
aguas eran conducidas mediante una tubería de barro
de 15 centímetros de diámetro por las cercanías
del Arroyo Teatinos, y cruzaban a la margen izquierda del
arroyo por un pequeño puente que aún podemos
encontrar bien conservado junto a la Residencia Militar.
Bordeando la zona de la actual Residencia MIlitar Castañón
de Mena, llegaban a la Alcubilla de Granja de Suárez
(hoy desaparecida), situada originalmente junto a una antigua
Iglesia en Calle Almadén nº 9, luego pasaban a
la Alcubilla de Florisol (hoy desaparecida), situada originalmente
junto al Colegio Severo Ochoa, que iniciaba la distribución
urbana con el paso a la Alcubilla de la Trinidad y a la Alcubilla
de la Calle Dr. Gávez Ginachero (ambas se conservan
actualmente).
De ahí las aguas pasaban a distintas fuentes (escasas
en general) que estaban repartidas por las zonas habitadas
(como las de la Trinidad o la de Santo Domingo).
El sistema de conducción principal finalizaba en el
Arca de la Plaza Montaño, desde
donde también se iniciaban canalizaciones de distribución
a alcubillas en numerosos lugares, como Calle Granada, Plaza
de la Merced, Calle Alcazabilla, San Agustín y otros
muchos lugares.
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Alcubilla
de la Granja Suárez (desaparecida) |
Alcubilla
de Florisol (desaparecida) |
Alcubilla
de Gálvez Ginachero |
Unos años después
y con la intención de aumentar el caudal de aguas llevadas
hacia la ciudad, se añadió una captación
desde una mina situada en el Arroyo Culebras o de las Cañas,
de coordenadas 4º 29' 6'' W y 36º 43' 52'' N, que
llevaba el agua hasta la Alcubilla de Granja Suárez,
punto en el que se unían a las aguas de la Mina del
Almendral para su posterior llevada a la ciudad.
Más tarde y en fecha indeterminada, se trató
de aumentar el caudal de la Mina del Almendral mediante captación
por minas de las aguas de un nacimiento situado en la ladera
sur del Cerro Torre Atalaya (actualmente más conocido
como Cerro Cabello), y que cruzaba hacia la margen derecha
del Arroyo Teatinos un poco más arriba de la Minal
del Almendral mediante un Acueducto de dos ojos que actualmente
se encuentra en un estado de conservación medio y del
que se están realizando estudios para su recuperación
y puesta en valor.
Una cuarta aportación
se unió en fechas posteriores e indeterminadas a las
tres anteriores, procedente del Arroyo del Cuarto, y cuyo
caudal se unía a la conducción principal en
la zona de las Alcubillas de Granja Suárez y Florisol.
Al analizar estas infraestructuras se aprecia, como constata
Don Manuel Olmedo Checa, una
gran calidad técnica de los artífices del diseño
y ejecución de las obras: la diferencia de altura entre
la Mina de la Culebra y la Alcubilla de Granja de Suárez
es de solo 4,6 metros, lo que distribuido en una distancia
de 3700 metros nos da una pendiente de unos 1,2 milímetros
por metro de longitud.
Se calcula que la canalización de la Mina de la Culebra
aportaría unos 2 litros por segundo, y que junto a
las aportaciones de Cerro Atalaya, MInal del Almendral y Arroyo
del Cuarto, podrían sumar un total de entre 17 y 19
litros por segundo en el Arca de la Trinidad, lo que equivaldría
a unos 1500-1700 metros cúbicos por día y por
tanto a una media de unos 50 litros por habitante.
Como se ha dicho antes, el mantenimiento de estas infraestructuras
supusieron un continuo quebradero de cabeza para los responsables,
ya que la fragilidad de las tuberías hacía que
las canalizaciones sufrieran frecuentes roturas con la consecuente
merma del suministro.
A esto se unía el atascamiento de los tubos por el
depósito de sales, que obligaba a frecuentes limpiezas.
Finalmente y tras varios cientos de años de uso, estas
infraestructuras de traidas de agua a la ciudad de Málaga,
las primeras de su historia, fueron quedando en total desuso
con la traida de aguas de Torremolinos.
El último intento de paliar las deficiencias de la
canalización de la Trinidad se produjo en 1865, fechas
en las que se trató de cambiar los materiales de las
tuberías del tramo Culebras-Alcubilla Granja de Suárez
por sílice, pero esta actuación resultó
un fracaso, ya que las tuberías reventaron en las primeras
pruebas, provocando un aumento de la urgencia de traer aguas
de Torremolinos, lo que consiguió José María
de Sancha en 1876, relegando a un papel secundario a las Aguas
de la Trinidad, que por abandono y falta de mantenimiento
pasaron de un caudal de 475 metros cúbicos por día
en 1866 a menos de 100 metros cúbicos por día
en 1878, y que a principios del siglo XX quedaron prácticamente
sin uso.
|
Según vamos ascendiendo por el Arroyo Teatinos hacia el norte,
la ruta nos permite observar las laderas occidentales del sistema
de Cerros de la Tortuga, teniendo una buena vista de gran parte del
bosque de la zona.
Más adelante dejaremos el valle del Arroyo para subir a esta
pequeña cuerda y recorrer este conjunto de lomas por su parte
superior, en este caso en dirección contraria, desde el norte
hacia el sur.
Toda la zona del arroyo presenta claros tonos rojizos, con una constitución
arcillosa y abundantes afloramiento de rocas de margas, de color rojizo.
Las margas son rocas sedimentaria compuestas de caliza y arcillas
en proporciones variables, influyendo esta composición a su
vez en las distintas propiedades de la roca, como el color, dureza,
reactividad, etc.
Efectivamente, el sistema
incluido en la zona del Monte de la Tortuga tiene en su conjunto
una geología general compuesta por materiales sedimentarios,
en concreto, areniscas, conglomerados y arcillas, presentando zonas
de afloramientos más o menos extensas de dolomías
en distintos puntos.
Las dolomías son rocas sedimentarias compuestas por dolomitas.
La composición química de las dolomitas es carbonato
de calcio y magnesio [CaMg(CO3)2]. Si la roca tiene menos del 50%
de dolomita se considera una caliza dolomítica. Del 50 al
90 % se la considera dolomía, y si tiene más del 90%,
entonces se considera una dolomía pura.
Así pues, hablando con propiedad, la corona de las cumbres
del Cerro Tortuga, Monte Coronado, Cerro Los Ángeles, Cerro
La Palma, etc, están compuestas, más que de calizas,
de dolomías.
En este mapa geológico de la zona podemos ver que a occidente
del Arroyo Teatinos, en terrenos correspondientes a la Hacienda
Cabello, los materiales presentes son arcillas y margas (marcados
en el mapa con el número 23).
Las arcillas dan una coloración relativamente
rojiza a toda la zona, igual que en el entorno de la cercana Laguna
de la Barrera y del Cerro de la Torre del Atabal.
Un poco más avanzado en nuestro camino hacia el norte dejaremos
a la derecha una gran tubería que cruza el arroyo. Se trata
de grandes canalizaciones de agua que conectan distintos lugares
más o menos lejanos con la cercana Potabiliazadora del Atabal,
uno de los puntos neurálgicos de la urbe en cuanto al "metabolismo
del agua".
Encontramos otras tuberías de estas mismas características
endistintos lugares de la zona, como por ejemplo en la Urbanización
Los Ramos.
En general, el agua potable que se usa en la ciudad de Málaga
pasa por la Potabilizadora para su adecuación antes de consumo
humano, pudiendo llegar a este punto desde distintos orígenes,
como los Embalses del Chorro, el Embalse del Tomillar y otros muchos.
Todos estos recursos de abastecimiento para la ciudad se pueden encontrar
con cierta facilidad en internet.
También es fácil encontrar esquemas básicos de
los nodos de la red hídrica de la ciudad, incluyendo los grandes
depósitos urbanos y las Depuradoras entre otros puntos importantes.
Nosotros seguimos hacia el norte por la marcada senda que nos acerca
hacia algunos edificios de la Urbanización Finca Cabello, llegando
a un cruce con el propio Arroyo de Teatinos en un punto en el que
veremos un par de grandes torres eléctricas de alta tensión.
Podemos ver este cruce en la siguiente imagen: Aunque nuestra ruta
para subir al Monte de la Tortuga sigue hacia el norte subiendo el
terraplén que tenemos enfrente, podemos aquí desviarnos
un poco hacia la izquierda para ver la Mina del Almendral del Rey
y el Acueducto de Dos Ojos.
Efectivamente es muy interesante
avanzar unos pocos cientos de metros hacia nuestra izquierda, es decir,
seguir por el arroyo, para ver primero a
la entrada de la Mina del Almendral del Rey, cuya bocana podemos ver
en la imagen.
No es demasiado dificultoso acercarse hasta la misma, de manera que
podremos asomarnos a una mina de agua histórica
que aportó las primeras aguas llevadas a la ciudad de Málaga
desde fuera de la urbe.
Nos encontramos a unos 750 m del cruce con el
Camino de Antequera.
Si seguimos avanzado por el arroyo pronto llegamos uno de los laterales
del gran Centro Educativo de la Universidad Laboral, que aparece a nuestra
izquierda.
Cruzando el arroyo, nos acercaremos a la imponente estructura del Acueducto
que podemos denominar de los Dos Ojos (está construido con dos
arcos).
En la galería de imágenes de este
monte se pueden ver algunas espectaculares imágenes cuasiaéreas
de la Finca Cabello tomadas desde los pequeños cerros cercanos,
en las que podemos contemplar esta franja de terreno de un inusitado
potencial.
Volvemos sobre nuestros pasos hasta el cruce de la vereda con el Arroyo
de Teatinos, tomando en este caso hacia el norte por el pequeño
terraplén que encontramos de frente al principio.
El camino comienza a ascender con una pendiente mayor por una pequeña
cañada de aguas de escorrentía. Veremos un camino amplio
y marcado que no presenta posible pérdida.
Hasta este punto el camino es compartido tanto para subir al Cerro Cabello
como para subir al Monte de la Tortuga por el Arroyo Teatinos. En esta
zona los caminos se dividen según si queremos dirigirnos a uno
u otro cerro:
-
Si vamos hacia el Cerro Tortuga
avanzaremos un centenar de metros siguiendo la pequeña rambla
con el camino que traíamos, pero nos desviaremos hacia la
derecha en la siguiente pequeña cañada, de manera
que buscamos el Picadero de la Ermita. Podemos entrever este punto
al que deseamos acceder mediante la situación de las antenas.
En nuestro caso debemos llegar la parte alta ó cuerda del
Tortuga en un punto más al norte que la más septentrional
de las 2 antenas.
-
Si vamos hacia el Cerro Cabello
en cambio, debemos continuar hacia el norte, de manera que pronto
nos encontraremos con un bello olivar testigo de antiguos cultivos
y usos agrícolas de la zona. En este caso la cumbre roma
del Cerro Cabello es bien visible al frente de nuestro camino, de
manera que nos basta con continuar hacia la pequeña cañada
que vira hacia la ladera occidental del cerro y que finalmente nos
llevará directamente hacia su cumbre.
Así pues, para dirigirnos hacia la cumbre
del Monte de la Tortuga debemos tender en este punto hacia nuestra derecha,
para ir subiendo hacia el noreste siguiendo el cauce de la pequeña
rambla hacia oriente, de manera que accederemos al extremo norte de
la cuerda de las lomas de La Tortuga.
Al llegar a la parte alta de la cuerda el paisaje se abre y aparece
una amplia panorámica de la ciudad. En la pequeña
meseta o explanada veremos dos grandes construcciones, el Picadero de
la Ermita por un lado, que aparece marcado en muchos mapas de la zona,
y un centro canino por otro.
Vista
del Monte de la Tortuga desde el cercano Cerro Cabello. Se observan bien
varias de las referencias que se describen en el texto.
Bordeamos las instalaciones hacia el sur y hacia
oriente por su perimetro, de manera que llegamos al lateral del bosque
de repoblación que ocupa gran parte de las laderas occidentales
del sistema de cerros.
Para ello podemos escoger entre ascender hasta el punto más alto
siguiendo la valla doble que encontraremos, o bien tomar alguno de los
bancales desde la parte alta del bosque para llanear por el interior
del mismo hasta la cuerda, a la que accederemos subiendo un pequeño
tramo final.
Ya sea de una un otra forma, accederemos a la cuerda del sistema de
cerros, punto en el que veremos la antena más
septentrional del conjunto mirando hacia el norte, normalmente acompañada
en la zona por algunos caballos y bañeras que sirven de bebederos
y comederos, tal y como vemos en la imagen de la izquierda.
Se puede observar en la parte izquierda de esta imagen al Cerro Cabello,
con su vistosa pared oriental, y más al norte, la parte sur de
la Sierra de Verdiales.
En la imagen de abajo a la derecha
podemos ver uno de estos bancales, construidos durante la repoblación
del monte en los años 80 para evitar la erosión del terreno
y facilitar el buen agarre de los plantones.
El abancalamiento del terreno fue y sigue siendo una práctica
habitual en las repoblaciones forestales, produciendo una apariencia
fácilmente distinguible desde el aire y por ejemplo con Google
Earth.
Podemos ver también una clara morfología abancalada
en las laderas del Monte Matanza.
Una vez en la cuerda cimera, sencillamente
tenemos que seguir las veredas y sendas en dirección sur, pasando
por la pequeña zona amesetada que une estos pequeños
cerros con el de la Tortuga, y accediendo finalmente al mismo en un
tramo con un poco más de pendiente y más rocoso que
nos lleva a su cumbre por el norte.
El sendero está claramente marcado en esta zona, y las vistas
a uno y otro lado resultan muy agradables, siendo el terreno relativamente
llano y fácil de recorrer, excepto quizás en el último
tramo comentado.
La siguiente imagen está tomada desde la cumbre del Monte de
la Tortuga mirando hacia el norte. En la parte derecha de la imagen
se aprecian perfectamente las veredas por las que accedemos a la cumbre.
También se observan bien las dos antenas de radio, la mayor
a la derecha y la más pequeña en la parte izquierda
de la imagen.
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